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La Casa Encendida de Madrid sigue en su interés por desvelar el presente abriendo su investigación artística al tarot, una herramienta que vuelve a interesar a las nuevas generaciones de artistas para enfrentar la incertidumbre de nuestros días
En la película Cléo de 5 à 7 (1962), de Agnès Varda, la protagonista va a una consulta de tarot y la clarividente, aunque no se lo dice explícitamente, lee en las cartas que está muy enferma y que va a morir pronto. La mujer, Cléo, sale de la consulta aturdida y deambula por París, hasta el parque de Montsouris donde conoce a alguien que había pronosticado la tarotista, a la espera de los resultados de unas pruebas que determinarán si tiene cáncer. Son dos horas vibrantes y angustiosas, repletas de belleza y misterio que la cámara de Varda registra asumiendo que la vida es, asimismo, un juego de azar que, humanizándonos, ordena todo a nuestro alrededor. La escena de la tirada de cartas de la película Cléo de 5 à 7 se puede ver en la exposición La torre invertida. El tarot como forma y símbolo que cobija La Casa Encendida hasta enero del próximo año. Sirve así de preámbulo que pone en contexto cómo, desde los años sesenta, los artistas volvieron a retomarlo como inspiración o recurso para su obra.
La torre invertida. El tarot como forma y símbolo es un recorrido de carácter colectivo que engloba una serie de trabajos de artistas, desde los años sesenta del siglo pasado hasta la actualidad más reciente, donde se puede ver cómo las generaciones más jóvenes vuelven a retomar el tarot. Compuesta por un total de 12 creadores que exponen diversas piezas relacionadas con esta materia, pone de manifiesto una relación que se extiende en el tiempo. Desde sus orígenes, pasando por las vanguardias y el surrealismo, hasta el renovado interés actual por esta práctica que tiene mucho de lúdico, como asegura Pablo Berástegui, director de La Casa Encendida. Él mismo reconoce que, en un primer momento, podía tener cierto prejuicio sobre el tarot por asociarlo a una idea que implica una evasión o inacción que no confronta las situaciones. Sin embargo, al acercarse a la investigación de estos artistas admite reconocer que su práctica, en muchos casos, es “una manera muy interesante de transformación personal e, incluso, de transformación del contexto”.
El tarot como libro abierto y juego poético
Los artistas se han acercado cíclicamente al tarot. Con los surrealistas, por ejemplo, su interés radicaba en “el deseo de liberar la realidad de las limitaciones impuestas por la razón y el orden. Creían en las posibilidades de una revolución en la consciencia que reconfigurara la sociedad occidental en una época marcada por la tragedia de la Primera Guerra Mundial”, explica Pilar Soler Montes, comisaria de esta exposición que asume con un interés por lo plástico, en el sentido de que es muy visual y fácil para el visitante establecer una comunicación fluida con estas obras. Independientemente del conocimiento que cada uno tenga del tarot, lo cierto es que, como recalca Soler Montes, “el tarot está en nuestro imaginario”. Es un juego, concreta, que al mismo tiempo es como un libro. “Un libro que se tiene que leer desde la imagen a la palabra”, aclara.
Esta lectura que propone la comisaria tiene que ver con el hecho de que en el tarot es el azar el que organiza las imágenes y asocia los símbolos. Ello lo convierte en un juego poético abierto a interpretaciones personales sin distinción de origen. Por ello, a lo largo de la historia ha sido objeto de interés tanto de las clases altas como de las populares. En este sentido, el itinerario propuesto explora las recurrentes relaciones entre creación contemporánea, contracultura y tarot. Así, resulta en un enunciado que pone de relieve las diferentes maneras en las que los artistas utilizan el tarot como herramienta para canalizar sus anhelos, desvelar sus transformaciones, contrarrestar las historias hegemónicas y proponer utopías desde muy diferentes perspectivas.
Diálogo intergeneracional
En esta invitación curatorial destaca el diálogo entre los más jóvenes y aquellos artistas que les preceden. Tal es el caso de Raúl de Nieves (Morelia, 1983) con la misma Agnès Varda en la película mencionada. En este caso, de Nieves presenta tres obras escultóricas en las que investiga en historias de transformación y viajes simbólicos. Las piezas que se presentan se modulan en el espacio como si fuera una tirada de cartas que señalan al loco, la torre y la emperatriz. El artista mexicano considera que “en toda creación se muestra un poco de cada una de estas individualidades”. Así, el loco, “siempre está buscando el modo de encontrar un nuevo lugar”, expresa de Nieves. Al mismo tiempo, “la torre es un símbolo que da miedo porque en la vida siempre estamos tratando de ascender y, a un mismo tiempo, todo tiene que destruirse para volver a crecer”. Por otra parte, asegura, “la emperatriz es la que nos da sabiduría”. Lo que puede interpretarse como una descripción de la naturaleza humana en el recorrido vital. Entre el juicio y la sinrazón que habitan en nosotros, proclamando la individualidad que busca emanciparse y trazar un camino propio, la torre, a modo de destino, hace su voluntad.
Sobre estas cuestiones que menciona Raúl de Nieves, puntualiza la comisaria que precisamente la exposición se llama la torre invertida porque “es la carta que aparece en la tirada que le hace la médium a Cléo en la película de Varda”. La torre invertida sirve así de colofón que vaticina que para que exista un nuevo comienzo tiene que haber una destrucción previa. O como decía Herman Hesse en Demian, “el que quiere nacer tiene que romper un mundo”. No solo el propio, sino aquel en el que conviven todos los prejuicios que nos anidan y a los que esquiva una propuesta que es una declaración de intenciones de los nuevos rumbos que está tomando el arte. Con ella salen a relucir notables figuras como Carl Gustav Jung que indagó en el concepto de inconsciente colectivo y de arquetipo estudiando no solo el tarot sino la Astrología en su acercamiento a la gnosis, el espiritismo y la alquimia. Y además, figuras de la talla de Dorothy Iannone o Niki de Saint Phalle que en los últimos años se las ha reconocido porque con su trabajo se desentraña aquello de lo que estamos hechos, al tiempo que se busca esclarecer la incertidumbre que nos asola. En estos tiempos extraños en los que el sistema que privilegia el capital parece inagotable y las guerras son imparables, el repunte de todo lo que escape a lo meramente racional devolviéndonos a nuestra dimensión más humana, en el sentido de vulnerable, resulta ser la respuesta más convincente.
DATOS DE INTERÉS DE LA EXPOSICIÓN
Título: La torre invertida: arte, contracultura y tarotArtistas: Frédéric Bruly Bouabré, Johanna Dumet, Dorothy Iannone, King Khan y Michael Eaton, Raúl de Nieves, Plastique Fantastique, Betye Saar, Niki de Saint Phalle, Suzanne Treister, Aldo Urbano, Agnès Varda y Andy Warhol
Comisariado: Pilar Soler Montes
Lugar: Salas B, C, D y E de La Casa Encendida, Madrid
Fechas: hasta el 5 enero de 2025
Horarios y entradas: consultar
Precio [entrada a exposición]: Entrada gratuita