Las artistas textiles Acaye Kerunen, T. Vinoja y Sarah Zapata, son un ejemplo del ascenso del arte textil en los museos como se puede ver en el Stedelik

Sarah Zapata | Artistas textiles | StyleFeelFree. SFF magazine
Sarah Zapata. A Famine of Hearing, 2019 | Artistas textiles | StyleFeelFree. SFF magazine

Tres artistas, tres continentes, tres formas distintas de trabajar el textil para configurar narrativas personales o acontecimientos sociopolíticos. Lo han hecho superando el miedo a ser subestimadas por utilizar agujas en vez de pinceles, e hilos en vez de pinturas. Han recuperado el arte textil como medio de resistencia y subversión. Con ello, a través de distintas técnicas y recursos estas tres artistas textiles han transformado el acto de coser en una práctica radical. Por un lado, Acaye Kerunen (1981, Uganda), por otro, T. Vinoja (1991, Sri Lanka) y, para cerrar el trío, la peruana-estadounidense Sarah Zapata (1988, Estados Unidos). Esta última, encuentra en el textil un medio íntimamente ligado al cruce de culturas entre América del Norte y América del Sur. Mientras tanto, para Acaye Kerunen como para T. Vinoja sus piezas textiles son una manera de hacer frente al dolor y el trauma. Y todas ellas se resisten al olvido.

Los trabajos de estas tres artistas textiles están incluidos en la exposición Unravel. Son tres de los más de cuarenta artistas que componen este recorrido por la historia del arte textil en el Museo Stedelijk de Ámsterdam. Con esta extensa y reveladora exposición colectiva se entablan en el museo neerlandés diálogos entre creadores de distintas generaciones y geografías. Son artistas que utilizan los textiles para criticar o desafiar los regímenes de poder y jerarquías. Su objetivo es forjar nuevas visiones, más igualitarias, del mundo en el que vivimos. Wells Fray-Smith, Lotte Johnson y Amanda Pinath, equipo curatorial de la muestra, señalan, al referirse a las razones que les impulsaron a adentrarse en esta travesía por el arte textil, que “los textiles en sí mismos son extraordinarios portadores de mensajes, compartiendo complejas capas de significados y hablando de historias de marginalización”.

Sarah Zapata. Cruce de culturas

Los textiles como portadores de recuerdos e historias están cargados de conocimientos heredados. Así se aprecia en el trabajo de Sarah Zapata que experimenta los textiles como parte crucial de su herencia sanguínea. La conexión de la artista peruana-estadounidense con los textiles es profundamente personal y tiene sus raíces en la historia de su familia. Zapata se apropia de su legado familiar para integrarlo en su obra. Así, en sus piezas se observan desde métodos tradicionales de las herencias textiles andinas, hasta técnicas populares estadounidenses como el latch-hooking. De este modo, combina procesos históricos y presentes con referencias más contemporáneas de estilo que se asemejan al camp o el kitch.

La relación de Sarah Zapata con los textiles la lleva a conectar con sus antepasados y las historias de sus países nativos. Es el caso de su abuelo, vendedor de textiles en Piura, una pequeña población costera al norte de Perú. No obstante, aunque la expansión de la producción de alfombras en la región las situó como productos originarios de la zona, la realidad es que los indígenas no hacían uso de ellas. La introducción de estos textiles utilitarios en el hogar tuvo lugar durante el periodo colonizador español en el siglo XVI. Así, las instalaciones peludas de Zapata, que se elevan desde el suelo trepando por la pared y se asemejan a alfombras, actúan como recordatorios del colonialismo.

La identidad de Sarah Zapata también está moldeada por las enseñanzas de su madre, una mujer cristiana evangélica de Texas. En su entorno, los textiles se asocian comúnmente con la domesticidad femenina. Esto lleva a Zapata a examinar a fondo las complejidades de su identidad como mujer que trabaja un medio que, con frecuencia, no se engloba en las bellas artes. El resultado son esculturas que se deleitan en el exceso, tanto en el color como en la forma, para atraer la atención del público. También contribuye el uso de fibras tangibles para transgredir los protocolos normalizados en el arte, de no intervención por parte del espectador. Advertimos entonces que Zapata sabe cómo manejar lo táctil y el placer como herramientas políticas.
 

Acaye Kerunen | Artistas textiles | StyleFeelFree. SFF magazine
Acaye Kerunen. Karaoke, 2021. Galería Kandlhofer | StyleFeelFree. SFF magazine
 

Acaye Kerunen. Remedio para la superación

Inspirada en sus experiencias de superación, Acaye Kerunen cuenta historias a través de composiciones abstractas creadas con fibras naturales. Por tanto, su inspiración tiene un origen profundamente personal. Nos habla así de su superación del dolor y el trauma plasmándolo en obras que, por el contrario, son una explosión de color y energía. Lo vemos en sus construcciones voluminosas, de colores radiantes o en sus cuerdas trenzadas que caen del techo, retorciéndose. Para transmitir las diferentes tramas de su experiencia psíquica, física y emocional hace uso de técnicas textiles como el tejido, el trenzado, el anulado y la torsión. Para Keruen los nudos son momentos de respiro que “registran un pensamiento”, mientras que las cuerdas trenzadas, que transmiten energía, representan caminos para nuevas ideas y filosofías. Cada hebra es un símbolo poético de la creación de nuevas vías neuronales para forjar nuevas conexiones que ayuden a la curación.

No obstante, este proceso terapéutico de creación, aunque tiene su origen en su propio paisaje emocional, está en total sincronía con la tierra y sus movimientos. Un buen ejemplo es Ayelele (2023), una pieza compuesta de hojas de rafia y palma originarias de Uganda. De estas hojas se sacan tiras que luego son tejidas y que cuelgan del techo. A la vez, esta obra es, en sí misma, un ser vivo. Esta es la forma que Kerunen tiene de comunicarse con la tierra y los otros. Esos otros que colaboran en sus proyectos son mujeres y hombres por igual, cuyas manos expertas son fruto de conocimientos ancestrales que son almacenados y transmitidos por las líderes comunitarias femeninas. A menudo, el canto acompaña su trabajo. Por todo ello, para Kerunen la historia de Uganda está contenida en los tejidos, en los árboles, en la tierra y en las canciones.
 

V. Vinoja. Las secuelas de la guerra

T. Vinoja | Arte Textil | StyleFeelFree. SFF magazine
T. Vinoaja. Bunker & border, 2021 | StyleFeelFree. SFF magazine

Por su parte V. Vinoja, desde Sri Lanka, tiene por objetivo representar las secuelas y los efectos de la guerra. El arte, para ella, tiene un poder redentor que ayuda a procesar y curar el trauma. Sus bordados sobre tela, que a menudo combinan puntadas con textiles recuperados, marcas de quemadura, rasgaduras y costuras, están inspirados en sus propias experiencias y las de otros durante la Guerra Civil que vivió el país asiático (1983-2009). Como testigo de primera mano de los efectos de la guerra en la gente y la tierra crea vistas aéreas, mapas y fronteras. Al mismo tiempo, de esta forma deja constancia de la pérdida, el duelo y la reubicación forzada. Vinoja cose a mano eventos de sus propias experiencias y de las personas que conoció en los campos de refugiados y otros lugares de desplazamiento.

Como poderosas protestas contra el olvido, las obras de V. Vinoja, de forma colorida y semiabstracta, muestran la arquitectura y la tierra que definieron las experiencias de las personas en la guerra. Lo vemos en The Day (2021), una cartografía de la tierra devastada por la guerra que reúne variadas técnicas de costura. Igualmente, en Buker & border (2021) que pone de relieve la realidad del desplazamiento. También manifiesta las pérdidas de vida, la discapacidad o la contaminación por minas terrestres. Del mismo modo, registra los testimonios de comunidades de personas, como las de Mullivaikkal, un lugar de asesinatos en masa hacia el final de la guerra y, ahora, su hogar. Para ellos, la guerra no ha terminado porque sus cicatrices físicas les recuerdan constantemente sus vivencias.