Ríos de tinta hicieron del grabado en México no solo una de las expresiones artísticas más importantes del país latinoamericano, sino también símbolo de su intensidad creativa, política y social

José Clemente Orozco | Grabado en México | StyleFeelFree. SFF magazine
José Clemente Orozco Rear Guard (o On the Road): women carrying rifles and children, 1929 | © 2024 Artists Rights Society (ARS), New York / SOMAAP, Mexico City | StyleFeelFree. SFF magazine

La rica historia del grabado en México, con artistas imprescindibles como José Guadalupe Posada, colmó de señas de identidad el arte mexicano. Al mismo tiempo, originó un universo visual ahora reconocible a nivel mundial. Esto fue posible gracias a la gran productividad que permitía el arte gráfico frente a otros procedimientos artísticos. También ayudó el bajo coste de producción y la facilidad de distribución. Asimismo, con la exploración de temas que ahondaban en lo local se logra un gran impacto social. Son carteles, estampas o panfletos que abordan, principalmente, cuestiones sociales y políticas. Otro punto reseñable es la recuperación, a menudo, de aspectos de la civilización precolombina y las tradiciones mexicanas indígenas. Así, el grabado en México se convirtió, junto al muralismo, en pilares fundamentales del arte mexicano. De esta forma, estos formatos de arte público, auspiciados por el Estado, lograron su objetivo de establecer una nueva identidad cultural.

Siendo la tradición gráfica en México la más extensa de Latinoamérica, y una de las más prósperas, no es de extrañar que The Met fijara sus ojos en ella. La amplia colección de grabados mexicanos del museo neoyorkino, de la que ahora se exponen más de 130 xilografías, litografías y serigrafías en la exposición Mexican Prints at the Vanguard, se inició, en gran parte, a finales de la década de 1920. Es en este periodo cuando el artista francés Jean Charlot (1898-1979) traslada su residencia de México a Nueva York. Charlot, figura clave del auge del grabado en México durante gran parte de los años veinte, contribuyó con sus repetidas donaciones al auge del grabado mexicano en Estados Unidos. En ellas, cedería no solo muchos de sus trabajos, sino también importantes piezas de otros artistas fundamentales como David Alfaro Siqueiros, Xavier Guerrero o Gabriel Fernández Ledesma. Igualmente, propició que algunos siguieran su ejemplo. Más adelante, The Met contaría con sus servicios como asesor en la adquisición de obras que fortalecerían su acervo.

El papel clave de Jean Charlot como embajador de la gráfica mexicana

La estancia de Jean Charlot en Ciudad de México, a donde llegó en 1921, llevó al artista francés a una rápida integración en el círculo artístico de la ciudad. Primero compartió un estudio con el pintor Fernando Leal y, poco después, se incorporó como asistente del muralista Diego Rivera. De este modo, Charlot entabló amistades duraderas con artistas como Xavier Guerrero, David Alfaro Siqueiros o José Clemente Orozco, entre otros. Esto le llevó a participar activamente en la efervescente escena del arte mexicano posrevolucionario.

Por entonces, además de sus primeros trabajos como muralista, o sus compilaciones de poesía, así como publicaciones periódicas, Jean Charlot continuó realizando xilografías para libros. Para ello, seguía la técnica del grabado en madera que había aprendido en su país de origen. Esta técnica era poco usada en México, pero Charlot estimuló, en gran parte, su florecimiento. Primero se extendió entre los estudiantes, a los que enseñó la técnica, para luego convertirse en el principal método para la ilustración de periódicos. La fácil reproducción del grabado en madera hizo que fuera considerado un arte más democrático y, por tanto, más acorde con los valores de la época. Por esta razón, poco a poco, fue ganando cada vez más peso en el panorama artístico local mexicano.

Más adelante, llegó el turno de la expansión de estos trabajos de arte gráfico de México a Estados Unidos. Aquí jugó un papel crucial la asociación de Jean Charlot y The Met. No obstante, esta fue una etapa en la que se reflejaba, sobre todo en Nueva York, un gran interés por el arte contemporáneo mexicano. Esta situación fue provocada, en parte, por intereses políticos que buscaban presentar una imagen positiva del México posrevolucionario para mejorar las relaciones entre los dos países. Así, exposiciones como Mexican Arts, en 1930 en The Met, facilitaron la gran acogida del arte gráfico mexicano entre los estadounidenses. Y este clima, se extendió a la década siguiente. En 1940 era el MoMA el que presentaba una exposición sobre arte mexicano, Twenty Centuries of Mexican Art.

El grabado en México. Un arte al servicio de la política

Alfredo Zalce | Grabado en México | StyleFeelFree. SFF magazine
Atribuido a Alfredo Zalce. The expropriation of foreign oil interests, 1938 | © 2024 Artists Rights Society (ARS), New York / SOMAAP, Mexico City | StyleFeelFree. SFF magazine

En el periodo posrevolucionario, a partir de 1920, en el que se buscaba reconstruir la nación, se puso en marcha una estrategia modernizadora. En este proceso los grabados viven un resurgimiento extraordinario en México, convirtiéndose en el medio principal para promover valores artísticos, sociales y políticos. Mientras los murales contribuyeron a visualizar un sentimiento nacional entre las clases urbanas pudientes, los grabados fueron esenciales en la difusión de los relatos de democracia y reforma social. En particular, las xilografías representaron las nuevas ideologías relacionadas con la democracia, la educación y la vanguardia.

Otro de los mayores promotores del arte gráfico en México fue el Taller de Gráfica Popular (TGP) fundado en 1937 por un grupo de artistas en Ciudad de México. Además de ser el colectivo de artistas más longevo del siglo XX es reconocible por su activismo y el número de artistas implicados en él. Su misión era “estimular la producción gráfica en beneficio de los intereses del pueblo de México”, como ellos mismos manifestaban en sus estatutos. El TGP llegó a producir miles de carteles y octavillas a favor del sindicalismo, los derechos agrarios, la reforma política, la educación laica y la lucha contra el fascismo internacional. Durante la Segunda Guerra Mundial los artistas de TGP trabajaron incansables para crear carteles y publicaciones que denunciaban la guerra, apoyando el Frente Popular Internacional contra el fascismo. Entre tanto, en la segunda mitad del siglo XIX, la caricatura política se convirtió en una poderosa herramienta para defender la libertad de pensamiento.
 

DATOS DE INTERÉS DE LA EXPOSICIÓN

Título: Mexican Prints at the Vanguard
Artistas: José Guadalupe Posada, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Angel Bracho, Alfredo Zalce, Carlos Mérida, Julio Ruelas, Gabriel Fernández Ledesma, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco…
Comisariado: Mark McDonald, curador del Departamento de Dibujos y Grabados de The Met
Lugar: The Met Fifth Avenue in Galleries 691–693, Nueva York
Fechas: hasta el 5 de enero de 2025
Horarios y tarifas: consultar