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De silueta recta, los minivestidos acaparan toda la atención por sus composiciones de formas decorativas y su estilo futurista, que tuvo tanta influencia en los años sesenta del pasado siglo
Cuando Paco Rabanne creó sus primeros minivestidos en la década de 1960, sus creaciones tenían el inconveniente de ser poco funcionales. Su rudimentaria confección artesanal y el uso de materiales aún no adaptados a los procesos textiles hacían las prendas poco útiles para el día a día. Aun así, con las investigaciones en el campo textil, es posible que hoy el diseñador, de origen español, no conociera límites en su expansión creativa. Tanto la implementación de nuevos materiales como técnicas han conseguido derribar muchas de las barreras existentes hasta hace poco. Lo vemos en la proliferación de técnicas como el corte al láser o la impresión en 3D. Igualmente, en la introducción de materiales más dúctiles, ligeros y adaptables. Esto ha contribuido a facilitar la fabricación de diseños listos para llevar, impensables hace poco como los que hemos visto en las pasarelas de primavera y verano 2024, en firmas como Area o Valentino, en los que observamos la huella de Rabanne.
Son minivestidos ligeros en tejidos troquelados o composiciones de piezas bordadas que se unen para modelar prendas minimalistas. En ellos, se distinguen motivos geométricos y entramados de formas orgánicas naturales. La apariencia de ligereza es palpable a pesar de sus líneas rígidas que recuerdan, en ocasiones, a las esculturas clásicas. A su vez, la complejidad de los motivos contrasta con la silueta recta. En el caso de las creaciones de Valentino son patrones simétricos repetidos que remiten a la naturaleza. También recuerdan a los tejidos damasco que toman su nombre de la capital de Siria. Estas telas suntuosas presentaban dibujos adamascados similares a los que se pueden ver en los minivestidos de la firma italiana. No obstante, solo se reproducen los dibujos formando una red que deja al trasluz la epidermis. Por otra parte, el monocroma de estas prendas potencia su minimalismo, llegando en algunos casos a confundirse con la piel.
CLAVE:
Para que tu vestido resalte al máximo, ningún complemento debe quitarle protagonismo. Tampoco tu maquillaje y peinado.
En estas pequeñas piezas escultóricas de líneas rectas encontramos influencias futuristas que remiten a los años sesenta del pasado siglo. Es la década de los primeros viajes espaciales tripulados. Este suceso produjo una revolución futurista que lo impregnó todo. Paco Rabanne no fue el único creador que experimentó durante esta época con materiales y formas. Otros diseñadores como Pierre Cardin se dejaron impactar por esta revolución de estética espacial. Las faldas se acortan y las siluetas dejan de seguir los contornos femeninos. Son creaciones, en cierta forma, andróginas que apuestan por formas fluidas y relajadas en tejidos sintéticos como el nailon o el rayón. Si bien, también prueban con materiales como el PVC, el metal o el papel. Asimismo, los jóvenes despiertan su interés por la naturaleza y el medioambiente. Al mismo tiempo, en su momento, reivindicaron la liberación del cuerpo desnudo, un paso crucial en la expresión de la libertad femenina, que hoy ha cambiado, necesariamente, de cariz.