El arte como refugio en 2024 

La agenda de exposiciones para el 2024 en Europa apuesta por una dimensión más espiritual y multifacética del arte contemporáneo en la que destacan las exposiciones individuales de mujeres artistas

Nombres propios como Yoko Ono, Shilpa Gupta o Ana Lupas son algunos de los que compone este circuito de exposiciones para el 2024. Un conjunto que traza un recorrido de diez planes imprescindibles de arte contemporáneo que podrán verse en alguno de los principales templos europeos del arte. Estas muestras no solo nos abren puertas a nuevas realidades y artistas, sino que marcan una agenda expositiva encabezada por mujeres artistas cuyas creaciones son un constante desafío que involucra todos los sentidos. Un arte multisensorial que se expande más allá de las salas expositivas explorando nuevas narratividades de tintes poéticos. A su vez, induce a la contemplación invitando a adentrarse en espacios ficticios o reales. Así, en la retrospectiva que el Centro Pompidou de París dedica a Brancusi (Rumanía, 1876-París, 1957) descubrimos directamente el estudio parisino del artista. El lugar donde vivía, trabajaba y contemplaba sus esculturas.

Estas diez propuestas, podría decirse también que confluyen en una dimensión espiritual. Más allá de los medios y formas utilizados por los artistas para expresarse, en todas ellas encontramos aspectos que escapan a la lógica. Esta cuestión no tiene nada que ver con algo religioso, sino con algo inmaterial, no perceptible con la mirada. En base a esto, sobresale el trabajo de figuras como Shilpa Gupta. La artista india será la protagonista de Listening Air en el Centro Botín a partir del mes de marzo. Igualmente, durante el mes de febrero tanto la exposición de Yoko Ono, en la Tate Modern, como la de Outi Pieski, en la Tate St. Ives, trazan lazos entre lo individual y lo colectivo. Mientras tanto, por ejemplo, las obras de Cauleen Smith, que se podrán ver en el Astrup Fearnley Museet de Noruega, ahondan en las posibilidades cotidianas de la imaginación.

Música protesta

El trabajo de Yoko Ono (Tokio, 1933) ha estado siempre marcado por la defensa de la paz mundial. En base a esto, Music of the Mind, la retrospectiva que la Tate Modern le dedica, reunirá más de doscientas piezas que recorren su trayectoria. Una carrera artística ligada a la denuncia y el arte participativo en la que destacan partituras y creaciones musicales. Una sección de esta retrospectiva incluye piezas musicales como Sisters o Sisters (1972), Woman Power (1973) y Rising (1995). Estos himnos feministas animan a las mujeres a construir un nuevo mundo. Al mismo tiempo, su compromiso feminista se recoge en películas como FLY 1970-1, en la que una mosca se arrastra sobre el cuerpo de una mujer desnuda mientras la voz de Ono traza su viaje.

Las creaciones sonoras también franquean la obra de Shilpa Gupta (Bombay, 1976). Listening Air es el título de este recorrido que abre el programa expositivo del Centro Botín en 2024, y a su vez da nombre a su pieza central. En ella vemos un conjunto de micrófonos suspendidos e iluminados con una luz tenue en una sala oscura. Estos instrumentos hacen audibles palabras de protesta que han resonado en paisajes lejanos y diversos dando voz a la esperanza. Escuchamos, entre otras, una obra del poeta paquistaní Faiz Ahmad Faiz que se ha cantado recientemente en los campos de toda la India. De la misma manera, distinguimos una canción protesta italiana cantada originalmente por las trabajadoras de los arrozales y rescatada en las recientes protestas campesinas en India. Los visitantes, por su parte, entran a formar parte de la coreografía de la instalación experimentando y reaccionando a las voces grabadas.

Del cine experimental al arte tecnológico

Por otro lado, la música influye también en el trabajo de Cauleen Smith (California, 1967) que recibió una educación temprana en esta materia. No obstante, la artista estadounidense, principalmente, utiliza el cine experimental para expresarse. En sus películas experimentales y videoinstalaciones tienen un papel fundamental las formas de vida negra. De estas, encara sus problemáticas poniendo énfasis en las vicisitudes de las mujeres negras. Para ello, rodajes, espectáculos o performances se abordan desde la improvisación, generando contenidos frescos y novedosos de las nuevas experiencias de la vida social negra. En la exposición, que podrá verse en Noruega a partir de junio, se estrenará una nueva película encargada por el Astrup Fearnley Museet. Además, algunos de sus filmes se proyectarán en cines del país.

Pionera en el arte tecnológico Lyb Hershman Leeson (Estados Unidos, 1941), será la protagonista de Are Our Eyes Targets? en la Julia Stoschek Foundation de Düsseldorf. Esta exposición se centra en la épica videoinstalación de seis canales The Electronic Diaries of Lynn Hershman Leeson 1984-2019. En ella, la artista estadounidense examina construcciones de verdad a través de la autorreflexión y la imagen mediada. En cambio, Agnieszka Kurant (Londz, Polonia. 1978) se centra en la relación entre los mundos digitales y biológicos en el MUDAM de Luxemburgo, que mostrará una serie de obras nuevas junto a trabajos como Alien Internet (2023). Esta pieza compuesta de ferrofluido electromagnético, una sustancia inorgánica negra inventada por la NASA en 1963, muestra cómo el material cambia de forma al ser controlado digitalmente en respuesta a los datos recopilados sobre la migración y las interacciones de animales en el mundo.

Actos de resistencia

Otra de las propuestas más interesantes es la que propone el museo Stedelijk de Ámsterdam. La institución neerlandesa le dedica una antológica a Ana Lupas (Rumanía, 1940) que es otra de las protagonistas de este mosaico de exposiciones para el 2024. El trabajo conceptual, espiritual y radical de esta creadora sirvió como una forma de resistencia contra la dictadura en su país. Instalaciones monumentales como The Solemn Process Humid (1964–2008) y Coats to Borrow (1989) formarán parte de este recorrido. En ellas, se reúne temas claves de su obra como la identidad, la performatividad y el cambiante contexto histórico-cultural de Europa.

Desde otro ámbito, el trabajo de Francis Alÿs (Amberes, 1959) se caracteriza por la interacción entre el arte y las dinámicas de poder geopolítico. El artista belga, cuya obra ocupará las salas del Centro Barbican en junio, construye una práctica única. Sus colaboraciones con comunidades locales de todo el mundo orientan su compromiso hacia contextos interculturales que operan más allá de las narrativas dominantes en Occidente. Igual de marginales son los discursos que plantea Outi Pieski (Helsinki, Finlandia. 1973). Los trabajos de esta artista visual sami están profundamente conectados con la tierra. En ellos, explora la relación espiritual entre los humanos y su entorno. Asimismo, plantea preguntas vitales sobre el conocimiento tradicional y los derechos de los pueblos indígenas.

Para cerrar este itinerario de exposiciones para el 2024 en Europa hacemos una última parada en Everythings No One Ever Wanted, en el Kunsthalle Basel. Una recopilación de obras completamente nuevas de Tobias Spichtig (Suiza, 1982). Este es el más joven de los artistas que conforman esta recopilación. El artista suizo encuentra inspiración en la moda, la música, e incluso la pintura existencialista de los años cincuenta. Sus trabajos, que incluyen pinturas, esculturas y monumentales instalaciones, transmiten inquietud. Son escenas que suscitan una especie de angustia vampírica-mística de tintes siniestros. En esta amplitud de miras, en la que todo puede tener cabida, hay un pulso entre la ornamentación y el vacío existencial del conjunto.
 

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