Louis Stettner. Enfoque humanista 

La Fundación MAPFRE despliega en Madrid un recorrido completo por la obra del fotógrafo estadounidense Louis Stettner, artista comprometido a través de sus escritos y su prolífica trayectoria como fotógrafo de la vida cotidiana

El fotógrafo Louis Stettner (Nueva York, 1922 – París, 2016) es objeto, en la Fundación MAPFRE en Madrid, de la mayor retrospectiva que se ha realizado hasta la fecha de su obra. Un recorrido completo por su trayectoria conformado por más de ciento noventa fotografías. De este modo, se muestra la multitud de temas que el artista estadounidense desarrolló a lo largo de casi ochenta años de carrera. Un largo camino que apenas fue reconocido. No obstante, siempre infundió en sus trabajos una fuerte creencia en el ser humano que le llevó a recorrer las calles en busca de la belleza de lo cotidiano. Así, sus fotografías revelan su compromiso social y su preocupación por los menos favorecidos. Por ello, muchas de sus instantáneas captan trabajadores y obreros en el desarrollo de sus funciones o personas en su rutina cotidiana.

Afición por la Literatura

A la par que la fotografía otra de las grandes aficiones de Louis Stettner fue la escritura. Sus escritos hablan de su visión artística, su ideario de izquierdas y sus colegas fotógrafos. Curiosamente, la literatura ejercería gran influencia en toda su trayectoria y su perspectiva sobre la humanidad. Fue especialmente relevante la que suscitó la figura de Walt Whitman. Con el autor estadounidense compartiría la confianza en el espíritu humano. El libro de poemas Hojas de hierba de Whitman se convertiría casi en su biblia, y llevaría un ejemplar con él a todas partes. A su vez, su ideario también se vería influenciado por la lectura de Karl Marx o Platón. Quizá por esta combinación de disciplinas y el hecho de no estar adscrito a un estilo determinado sus trabajos suscitaron cierta desconfianza.

El eje París-Nueva York

Otra de las grandes influencias en Louis Stettner fue el colectivo Photo League donde conocería a Sid Grossman y Weegee. Este grupo de fotógrafos que se reunían periódicamente para debatir las conexiones entre fotografía y política acogería al joven Stettner ampliando su visión de la fotografía como denuncia social. Por otro lado, en París, ciudad a la que viajó en 1947, conocería a Brassaï, que se convertiría en su mentor. Su espontaneidad, la cual está patente en su obra, fue la que le llevó a prolongar esta estancia en París para cursar estudios. De esta forma, la capital francesa, donde permanecería cinco años, pasaría a rivalizar con Nueva York por ser objetivo de sus fotografías. A su vez, sus instantáneas neoyorkinas, de estética callejera, serían enriquecidas por el humanismo lírico de la tradición francesa. Su vida se vería, a partir de entonces, dividida principalmente entre estas dos ciudades.
 

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