Los primeros edificios que rascaron el cielo de Europa 

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El desarrollo de las ciudades dio lugar al surgimiento de los rascacielos cuyos primeros ejemplos europeos se instauraron en poblaciones en pleno desarrollo como Róterdam, Amberes o Madrid

Imagen del rascacielos Witte Huis | Róterdam | © StyleFeelFree. SFF magazine

Inspirados en los rascacielos que se construyeron en Estados Unidos a finales del S. XIX, en Europa pronto comenzaron a imitarse estas estructuras arquitectónicas. De esta forma, ciudades como Róterdam, Amberes y Madrid pueden presumir de ser las primeras en contar con algunos de los rascacielos europeos más longevos. Concretamente en Róterdam se encuentra la Witte Huis, en la ciudad de Amberes la Boerentoren y en Madrid el Edificio Telefónica. Estos edificios, a día de hoy, figuran entre los primeros en mirar al cielo europeo. Sin embargo, para situar con propiedad la historia de estos edificios que comenzaron el desarrollo vertical de las ciudades tenemos que iniciar el relato en Estados Unidos.

Ciudades como Chicago y Nueva York fueron precursoras en el diseño de estos edificios. Aunque la elevación de estas estructuras iniciales no tenía mucho más de cincuenta metros, esto significaba todo un récord para la época. En gran parte, este crecimiento hacia arriba fue posible gracias a los adelantos en la construcción. También ayudó a su florecimiento las mejoras en seguridad y rapidez implementadas en los ascensores eléctricos. Por otro lado, el surgimiento de estas torres de pisos fue desencadenado por la expansión de las ciudades que buscaban nuevas alternativas para su avance. El aumento de la altura de los edificios resultó ser una opción para albergar su creciente actividad comercial. A su vez, se conseguía sacar más provecho al suelo. Desde entonces, el término inglés skyscraper, que se utilizaba para asignar cosas más altas de lo común, sería adoptado para referirse a estas innovadoras moles de hierro y acero que rascaban el cielo transformando el paisaje urbano.

Partiendo de estas directrices, el primer rascacielos de la historia fue inaugurado en 1885 en Chicago. Se trataba del Home Insurance Building diseñado por William Le Baron Jenney. Con esta creación daría los primeros pasos la Escuela de Chicago. El estilo arquitectónico que marcaría sus trabajos, de líneas rectas con superficies lisas y acristaladas, pronto sería emulado en otras ciudades. Así, siguiendo las tendencias estadounidenses, los rascacielos que se crearon en Europa no tardaron en levantarse en las ciudades más prósperas. Es el caso de poblaciones portuarias como la neerlandesa Róterdam o la belga Amberes. Ambas se disputan ser las primeras ciudades europeas en haber construido el primer rascacielos del continente europeo. Y no solo eso, también rivalizan por contar con el mayor puerto de Europa.

Primer crecimiento vertical en Europa

En Europa el primer rascacielos, hoy catalogado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, se empezó a construir en Róterdam en 1897. Conocido como la Witte Huis (Casa blanca) todavía se mantiene intacto en la esquina entre Wijnhaven y Geldersekade, frente al embarcadero de Oude Haven. La amplia renovación realizada en 1977 contribuyó a su conservación. Este pionero edificio fue encargado por los hermanos Gerrit y Herman van der Schuit al arquitecto Willem Molenbroek. Su altura, de 43 metros, distribuida en 10 pisos, albergaría oficinas para su alquiler al modo estadounidense. Un planteamiento totalmente novedoso en Europa en aquel entonces.

Con respecto a su construcción, a diferencia de las creaciones norteamericanas de estructura de acero que empezaban a plantearse en estos momentos, la Witte Huis estaría sustentada por gruesos muros de carga. Además, siguiendo las tendencias europeas de esta época se introducirían motivos Art Nouveau en su decoración. Siguiendo este estilo, sobresale su fachada de ladrillo vidriado blanco con detalles de mosaico. También las estatuas que acompañan la planta baja y que son obra de Simon Miedema. Todo ello convertiría esta torre blanca, que fue una de las pocas edificaciones que se mantuvo en pie tras el bombardeo de la ciudad en 1940, en una muestra singular de la arquitectura de los últimos años del siglo XIX.
 

Imagen del rascacielos Boerentoren | Amberes | © StyleFeelFree. SFF magazine

La altura importa

Por su parte, si tenemos en cuenta la altura, la Boerentoren (Torre de los campesinos), que puede divisarse casi desde cualquier ángulo del centro de Amberes, tiene el mérito de liderar la lista de los primeros rascacielos. Sus 97 metros lo avalan. Pasando a ser, cuando se construyó, el rascacielos más alto de Europa. Esto fue entre 1928 y 1931, con la vista puesta en la Exposición Universal de 1930 en la ciudad belga. Por otro lado, el diseño fue llevado a cabo por el trio de arquitectos formado por Jan Vanhoenacker, Jos Smolderen y Emiel van Averbeke. Para su fabricación se partió de una estructura de acero que luego fue revestida de piedra natural blanca siguiendo una sobria arquitectura Art Déco. De este modo, aunque su altura es muy inferior a la del Empire State Building edificado de Nueva York, comparte semejanzas en cuanto al estilo.

Esta gran altura de la Boerentoren, dividida en 26 plantas, alojaría, en una primera etapa, apartamentos, en su mayoría. Más tarde, en 1960, sería ocupada por el banco KBC como sede transformándose en un edificio de oficinas. Todavía hoy se puede contemplar el logo de la compañía en lo más alto de la torre. Sin embargo, pronto tomará un nuevo rumbo y pasará de torre de campesinos a torre de cultura. Su nuevo propietario Fernand Huts, director de Katoen Natie, planea instalar aquí la colección de arte de su fundación The Phoebus. Manteniendo íntegra su arquitectura, protegida como monumento desde 1981, también se prepara un aumento de la altura con una extensión encargada al estudio Libeskind. Entre los múltiples espacios que cobijará este nuevo centro cultural está proyectado un jardín de esculturas en el décimo piso donde se podrá tomar un café disfrutando de las vistas.

El primer rascacielos que mira el cielo de Madrid

Entre los primeros rascacielos de Europa también localizamos el legendario Edificio Telefónica que, en 1930, dio por terminadas sus obras en plena Gran Vía madrileña. Con 89,30 metros de altura, esta construcción en un primer momento encargada a Juan Moya y finalmente firmada por el arquitecto Ignacio Cárdenas Pastor cambaría las vistas de la capital española. Solo se necesitaron tres años para levantar este colosal bloque de 15 plantas que alojaría la sede de la compañía de telecomunicaciones dando empleo a unos 1800 operadores. Entre estos, cabe destacar las hasta 150 mujeres que fueron contratadas, uno de los pocos puestos a los que podía acceder la mujer en estos tiempos.

Inspirado en las construcciones neoyorkinas, el Edificio Telefónica imitaría su modelo de estructura de vigas de acero. El propio Cárdenas viajaría a la ciudad estadounidense en nombre de la International Telephone and Telegraph (ITT), empresa americana dueña de gran parte de las acciones de la compañía, para ser aconsejado por Louis S. Weeks que ya había diseñado varios edificios de centrales telefónicas en Nueva York. El resultado final prescindiría de seguir las directrices de Juan Moya de construir un edificio al más puro modelo barroco madrileño. Por el contrario, su colaborador, Ignacio Cárdenas, era partidario de una arquitectura más sencilla. Este defendía un estilo más moderno del que también eran partidarios los jefes de la ITT. No obstante, el edificio conservó el espíritu de las arquitecturas locales con una imponente portada de estilo barroco.