- Tár | El peligro del poder - 26 enero, 2023
- El fred que crema | Lucha contra el miedo - 19 enero, 2023
- Brian y Charles | La creación de la amistad - 13 enero, 2023
Con un acertado elenco y una asombrosa ambientación ‘El fred que crema’, de Santi Trullenque, narra la historia de la persecución nazi hacia los judíos en un pequeño pueblo andorrano
El infierno más oscuro está reservado para aquellos que son neutrales en situaciones de crisis moral. Esta lapidaria frase escrita por Dante Alighieri en su célebre obra La Divina comedia, podría perfectamente acuñarse en El fred que crema. En su debut en la ficción, Santi Trullenque presenta una visceral obra sobre la caza indiscriminada de judíos por toda Europa. En este caso la localización se sitúa en un pequeño pueblo de Andorra. La narración se centra en dos familias. Por un lado, una de judíos a la que los nazis le siguen los talones. Por otro lado, la de una humilde familia local que los oculta. Esta última esconde un gran secreto que, mediante flashbacks seleccionados con gran precisión, irá viendo la luz para desmarañar el rompecabezas inicial.
La ambientación del frío pueblo andorrano es uno de los puntos en los que la cinta se apoya para que su narración fluya. El espacio se convierte en un elemento clave. Los silencios y el miedo de los habitantes ante la maligna presencia de esos nazis representados casi como seres satánicos es desoladora. Pese a que la visceralidad de la guerra quede perfectamente reflejada en cada acción de la película, es en la lucha interna de los personajes, especialmente en la familia local, dónde la historia encuentra su hábitat. El debate entre la seguridad que proporciona el acomodarse a lo establecido o pelear por lo que uno considera justo para vivir con una conciencia tranquila presenta unas aristas de lo más interesantes. Esta vicisitud moral está perfectamente reflejada en la transformación de la madre local interpretada por Greta Fernández, que desarrolla su instinto maternal conforme la necesidad de la familia judía se intensifica.
En algunas ocasiones, el relato se fragmenta por el montaje de la película, ya que recurre a algunos fundidos a negros para intensificar el dramatismo que sufren sus personajes. Pese a ello, el ritmo de esta obra, a pesar de no ser plenamente bélica, seguramente satisfaga a los más afines a este género. Hay pocos peros que poner, pero si hay algo que se le puede achacar es que, en su recta final, se posiciona en un lugar algo convencional al no tomar riesgos que, por otro lado, habrá quien lo considerarán innecesarios. Aun así, lo importante es que, a fin de cuentas, El fred que crema demuestra que en el cine español tienen cabida películas históricas que representan fielmente la época que retratan si se realizan con tanta artesanía.