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Con asombrosa seguridad, al igual que su personaje, ‘El gran Maurice’, de Craig Roberts, presenta un sencillo y emotivo relato acerca de los sueños y la familia
El oficio es una de las tres aristas básicas a la hora de crear un personaje. Por un lado, hay que conocer cómo se comporta delante de su familia. En El gran Maurice, el personaje que da su nombre al título es un padre (padrastro) ejemplar que regala confianza y abrazos. El siguiente foco es cómo se comporta en su intimidad. Maurice sonríe sin molestar a nadie en su camino. Pese a ello, su inquebrantable optimismo no es del agrado de todos. Por último, y como punto central de este relato está el trabajo. El autor de esta obra, Craig Roberts, presenta al personaje como gruista en el astillero del pueblo. Sin embargo, esto no es lo que esperaba de su vida. Se ha entregado tanto a los demás que se le han olvidado los sueños que un día tuvo.
Gracias al apoyo de su mujer y a la información de su hijastro de que se producirán despidos en el astillero, Maurice comienza un ejercicio de introspección para descubrir qué le motivará en sus últimos años de vida. La televisión, introduciendo el primer elemento onírico de la película, lo revela. El golf, también. El hecho de que esta historia sea real, tal y como se anuncia a su comienzo, aumenta el interés sobre el extravagante golfista. Sin momento para dudar, decide apuntarse al mismísimo Open Británico, realizando la peor puntuación de la historia. Es aquí donde las subtramas centradas en la familia toman relevancia. La frontera entre lo tierno y lo patético tambalea a este personaje. Pese a ello, la película, con ingeniosos diálogos y escenas de ensoñaciones, se mantiene firme.
Es en la dramedia donde la película encuentra su lugar. Pese a todos los fracasos, al igual que Ed Wood, el proclamado peor cineasta de la historia, Maurice tampoco se rinde. Así es como la cinta se descubre como una bonita lección de resiliencia. Además, los personajes secundarios aportan la frescura necesaria para engrandecer al principal. A su manera, todos ellos tratan y exponen de diferente manera lo mismo. Esto es, cómo se gestiona el éxito o el fracaso de los sueños. Por otro lado, es evidente que El gran Maurice es un biopic que replica fórmulas ya vistas en películas deportivas. Sin embargo, la emotividad que desprende la historia de este golfista, acompañada por una sencilla pero efectiva dirección, logran que la sensación, al final de esta partida, sea de victoria.