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Localizado en plena sabana sudafricana, ‘La bestia’, el nuevo y sofocante thriller de Baltasar Kormákur, sigue a una familia que se ve amenazada por una bestia colosal
El medio natural siempre ha sido uno de los mayores temores para el ser humano. Ya sea por su carácter impredecible e incontrolable o por sus misterios. Ciertamente, este tema ya ha sido tratado con anterioridad por Baltasar Kormákur en películas como Everest o A la deriva. Pero esta vez, el origen de la amenaza no se encuentra en el medio, sino en el mundo animal. La bestia comienza cuando Nate, un padre recién enviudado, planea un viaje para sanar la relación con Norah y Mare, sus hijas. Por ese motivo las lleva hasta la tierra donde conoció a su madre, Sudáfrica. Allí se encuentran con un viejo amigo de la familia, Martin. Desde este lugar, toman una ruta de safari que pronto se convertirá en una auténtica pesadilla puesto que un león herido por unos cazadores furtivos anda suelto. Y lo peor, es que ahora tiene sed de venganza.
Es cierto que, en un principio la trama se asemeja bastante a los temas en los que ahonda Tiburón de Steven Spielberg. Está la amenaza animal, lo desconocido, el enfrentamiento del hombre contra el medio y la tensión que resulta de esta situación. Sin embargo, la historia de Kormákur guarda grandes distancias de ella. En este caso, el suspense recae por completo en la imagen y la cámara, con encuadres asfixiantes y movimientos frenéticos. Da igual lo grande que sea la sabana y lo rápido que puedan correr, porque frente a ese colosal león, los seres humanos están indefensos. Así, el espacio se reduce directamente a ese coche que ni siquiera sirve de refugio, ya que con tan sólo un zarpazo el animal podría destruirlo. Al final, todo este trabajo acaba resultando más la transmisión de una experiencia que la narración de una historia.
Los estímulos sensoriales se convierten en el motor de la película y, temporalmente, nos olvidamos que en algún momento ha existido otro tipo de preocupación. Los diálogos se vuelven algo explicativos y los enfrentamientos familiares se esfuerzan para representar la culpa y llegar a la redención. Aún así, las emociones son tan potentes que ni siquiera importa tanto la facilidad que tienen los personajes para hablar de las heridas que cargan del pasado. Por ese motivo, la posición en la que se encuentra el padre se vuelve muy accesible al público, ya que estamos tan asustados como él. Deseamos salir de ahí, deseamos que se salven y que escapen y que vuelvan a estar sanos y salvos. No obstante, aunque la naturaleza sea ingobernable y las esperanzas justas, hasta la mayor bestia tiene sus puntos débiles.