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Issey Miyake hizo del hilo y la tela la base de su estudio, pero más allá de sus creaciones arquitectónicas y sus nuevas técnicas de plisado, su objetivo fue construir puentes imaginarios que diesen alegría a la vida
Hace unos días conocíamos la noticia del fallecimiento de Issey Miyake (Hiroshima, 1938 – Tokio, 5 de agosto de 2022), abanderado promotor del diseño japonés. El que fuera uno de los primeros nipones en sorprender en Europa con sus diseños de moda fallecía en Japón víctima de cáncer de hígado. Su apuesta por la internacionalización le llevaba a lanzar su primera colección en 1971 en Nueva York y dos años más tarde a mostrar sus creaciones en París. Esto ocurría tres años después de que su compatriota Kenzo Takada abriera el camino de la moda japonesa con su primer desfile en la capital francesa. En la década de los ochenta, época dorada para la moda japonesa, a estos nombres se sumarían los de Yohji Yamamoto y Rei Kawakubo. Todos fueron cruciales en el camino de entender la moda como arte.
Poco se sabe sobre la vida privada de Issey Miyake. Salvo que con tan solo siete años fue testigo de los efectos de una bomba atómica. Un recuerdo que marcaría su existencia. Se negó a hablar de ello hasta que en 2009 Obama llegara al poder. Entonces, la campaña antinuclear que inició el presidente estadounidense le incitó a escribir un artículo en The New York Times. En él hablaba de su experiencia. “Cuando cierro los ojos, sigo viendo cosas que nadie debería experimentar”, declaraba el diseñador japonés en el medio. En este mismo escrito comentaba que siempre trató de no ser etiquetado como “el diseñador que sobrevivió a la bomba atómica”. No obstante, la bomba que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima estuvo involuntariamente presente en su día a día. Tres años después del terrible suceso su madre moriría por exposición a la radiación.
El despegue de un artista
El primer encuentro de Issey Miyake con el mundo del diseño estuvo motivado por la construcción de los dos puentes conmemorativos en su ciudad natal. Diseñados por el japonés-estadounidense Isamu Noguchi en el centro de la ciudad estas construcciones estimularon su mente adolescente. Poco tiempo después comenzaría sus estudios de Diseño Gráfico en la Universidad de Arte de Tama. Tras su graduación, Miyake viajaría a Europa para continuar su formación. Lo hace en la École de la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne. Poco después, comenzaría a realizar prácticas en los talleres de Guy Laroche y Givenchy. Un año más tarde, se trasladaría a Nueva York.
Su estancia en la ciudad estadounidense, aunque corta, fue intensa. Además de colaborar con el diseñador Geoffrey Beene entabló amistad con importantes figuras de la escena artística como Christo, Robert Rauschenberg o Andy Warhol. Sobre sus creaciones Warhol comentaba que “Oriente se encuentra con Occidente y me gusta porque siempre me han gustado más los círculos que los cuadrados”. En 1978 su creciente fama en EEUU le lleva a publicar East Meets West, un libro sobre sus diseños. Fue la primera monografía de un diseñador de moda vivo jamás publicada.
A pesar de su periplo por las principales ciudades de la moda, Issey Miyake regresa a Japón en 1970 para abrir su propio estudio. Sus señas de identidad las marcan su relación con los materiales con los que trabaja. Se entregaba a los materiales dejando que fuesen ellos los que definieran su estilo. Así, sus orgánicos diseños comienzan con la investigación del hilo con el que se tejerá la tela. Del mismo modo, sus trabajos se han focalizado en el concepto de “una pieza de tela”. Una tela que Miyake observa para intentar crear una simbiosis perfecta con el cuerpo.
Aportaciones al mundo de la moda
En febrero de 1982 una de las piezas de Issey Miyake aparece en la portada de la revista Artforum. Con esta editorial creada por Ingrid Sischy y Germano Celant se convierte en el primer diseñador de moda cuyas creaciones logran ser portada de una publicación de arte. Si bien, su batalla por conseguir que la moda fuera tenida en cuenta, en el campo del diseño, comenzó ya en su época de estudiante. En 1960, cuando Japón es la sede de la Conferencia Mundial de Diseño, Miyake escribe una carta a la organización preguntando por la razón de la exclusión del diseño de moda en el programa.
Otra de las aportaciones de Issey Miyake a la moda pasa por la fusión que consiguió entre la tecnología moderna y las técnicas tradicionales. Su posicionamiento por el uso de técnicas en desuso le llevó a recuperar métodos tradicionales que dan respuesta a necesidades modernas. Por la misma razón, participó de la corriente surgida en la década de 1980 de utilizar materiales alternativos cómo el plástico o el metal. Al mismo tiempo, comenzó a trabajar en un diseño de ropa que fuera en sintonía con los tiempos proporcionando libertad de movimiento. Así surge en 1981 la marca Plantation que ofrecía ropa que se podía usar sin importar el sexo, la edad o la forma del cuerpo.
Su apuesta constante por la innovación en el diseño de moda le lleva a testear con las técnicas del plisado. Miyake crea en 1991 un nuevo método en el que el tejido no se plisa antes de su corte sino una vez terminada la prenda. Esta práctica se basa en crear prendas holgadas que luego son plisadas consiguiendo que se adapten a todo tipo de cuerpos. De esta manera, en 1993 comercializa la línea Pleats Please.
Una vida marcada por el diseño
Las creaciones de Miyake han sido objeto del interés de los centros museísticos, que le han dedicado exposiciones a lo largo de su carrera. De esta manera, en el 2015 el National Art Center de Tokio acogió una muestra sobre su trayectoria. Asimismo, algunas de sus piezas forman parte de colecciones de arte tan importantes como la del MoMA o el Met. Pero quizás una de las coyunturas más importantes en su carrera fue la condecoración del gobierno de Japón, en el 2010, con la Orden de la Cultura. En este momento, el diseñador, que contaba con 71 años, declara que considera este galardón como un estímulo para sus trabajos futuros. En un tiempo en el que la producción textil se ha reubicado, Miyake pretende seguir apostando por unir fuerzas para seguir abriendo nuevos caminos.
Aunque oficialmente se retiró de la moda en 1997, continuó en activo supervisando la dirección creativa de todas las líneas de la firma. Además, en 2004, conformó su propia Fundación. Este organismo mantiene un fuerte pulso con la formación, intentando aproximar el diseño a artistas de todo el mundo. Desde 2020 la marca está dirigida por el diseñador Satoshi Kondo que ha conseguido mantener intacta el espíritu de Miyake con colecciones que aportan belleza y alegría frente a la vida. Como el propio diseñador declaró en alguna ocasión su interés en el diseño estaba impulsado por crear ropa que la gente pudiera usar en el mundo real.