Rosana G. Alonso
Últimas entradas de Rosana G. Alonso (ver todo)

Evitando lo meramente biográfico Miguel Ángel (El pecado), de Andrei Konchalovsky, es el biopic definitivo de artista, aquel que logra poner luz a una figura sin necesidad de abarcar una vida

Miguel Ángel (El pecado) | StyleFeelFree
Imagen de la película Miguel Ángel (El pecado) | StyleFeelFree

Miguel Ángel (El pecado) no es una película biográfica. No es tanto una cinta sobre el artista del Renacimiento, que también, ya que se observa como su obra ocupa toda su vida, sino sobre un hombre lleno de contradicciones. Pero más allá de esto, la gran proeza de Andrei Konchalovsky está en aunar la psicología del personaje con el entorno histórico que lo sitúa. Una Florencia esplendorosa en la que convivía la belleza con la barbarie y el arte con la inmundicia humana. Una urbe, a principios del siglo XVI, mostrada desde un realismo pictórico que no pretende dar un enfoque romantizado sino atender a una visión. Aquella que, sin entrar en aspectos como la muerte y el terror que acechaba en todas partes, puede olerse, palparse, sentirse. Ante este escenario, Miguel Ángel se muestra como un hombre, un artista, que quizás no imaginábamos.

Más próxima a los personajes de Pasolini que a cómo concebiríamos al artista, la interpretación del autor de los frescos de la Capilla Sixtina es prolífica. Alberto Testone, un actor poco conocido, emerge aquí como un titán que se adapta a un papel complejo y lleno de matices. En cierta forma recuerda a Willem Dafoe en muchas de sus interpretaciones, pero el italiano logra una caracterización tan personal y depurada que no podríamos imaginar a nadie más en este papel. Lleno de altibajos, desplantes y enigmas, en El pecado Miguel Ángel busca mantener los favores de dos familias que pelean entre sí por el poder de Italia. Él permanece en el medio porque son dos importantes mecenas que le permiten seguir trabajando. Su trabajo es su vida. Vive como un mendigo quitándole importancia a su imagen y solo piensa en conseguir el mejor mármol para sus esculturas.

Precisamente el mármol tiene un lugar prominente a la hora de analizar esta pieza fílmica de Konchalovsky. El cineasta ruso le da una importancia descomunal al material en este ejercicio de estilo que evita estilizar en exceso. Así, convierte un bloque de mármol en un «monstruo» que puede moldear el destino de un hombre. En este sentido, se puede entender la lucha de Leonardo con su masa de trabajo como una lucha de lo humano contra la naturaleza. Esta es una película que se crece cuando llegamos a comprender que toda acción implica un esfuerzo del hombre tratando de domar a la bestia. La que lleva dentro y la que se desvanece cuando irrumpe solemne el artista, capaz de crear algo sublime de un inmenso y vasto bloque de mármol. Y surge el arte. Y todo lo monstruoso se disipa. Miguel Ángel (El pecado) es el biopic definitivo de artista.
 

Consulta los ESTRENOS DE LA CARTELERA DE CINE DEL 2022 con valoraciones de películas