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Partiendo del mundo del alpinismo, ‘La Cima’, de Ibon Cormenzana, retrata una historia sobre redención y esperanza en el futuro
Todo el mundo ha hecho alguna promesa, pero ¿la ha cumplido? Sobre esta pregunta gira La Cima, la nueva película de Ibon Cormenzana. El director, más conocido por ser productor de películas como Blancanieves, de Pablo Berger, o Madre, de Rodrigo Sorogoyen, parte de una historia original suya. A su vez, a la hora de trasladarla al guion, cuenta con Nerea Castro que debuta en el campo de los largometrajes. La trama sigue a Mateo, un alpinista que se enfrenta al Annapurna, una de las montañas más peligrosas del planeta, para cumplir una promesa. Al comenzar a escalar sufre un accidente y es rescatado por Ione, una alpinista veterana que vive en un refugio de montaña. Al despertarse, ella trata de evitar que escale, porque es muy arriesgado. Sin embargo, al descubrir los motivos que le llevan a ello, estará dispuesta a conseguir que Mateo alcance la cima.
Con tan solo dos personajes, La Cima no es solo una película de aventuras, también una exploración psicológica. Este filme busca profundizar en las mentes de las personas, buscando encontrar la razón de porqué se hacen las cosas y cuál es la recompensa obtenida. Por un lado está Mateo, que debe subir la montaña por una promesa que hizo hace tiempo a una persona muy cercana a él. Este se siente culpable de lo que le sucedió, y busca la redención. Por el otro está Ione, una alpinista que se había propuesto completar los catorce ochomiles, es decir, las catorce montañas de ochomil metros. Ahora que consiguió su objetivo, siente un vacío en su interior, no encuentra nada por lo que luchar. Cuando sus caminos se cruzan, ven el uno en el otro la oportunidad de seguir adelante. De esta manera, sus metas serán más fáciles de alcanzar.
La lucha por la supervivencia y el respeto hacia la naturaleza también aparecen en La Cima. El realizador mezcla ambos temas y crea un paisaje grandilocuente que devora a los personajes. A partir de esto, se dota de épica a la película, porque Ibon Cormenzana no olvida el espíritu aventurero del proyecto. Aunque este largometraje gana más en sus momentos intimistas, con los dos protagonistas en una tienda de campaña o en el refugio de Ione. Es en estos lugares donde por medio del uso del silencio y los planos cortos, la narrativa avanza. Gracias a esto, la esperanza de ambos en encontrar algo con lo que llenar sus vidas se ve reflejada en la luz. No habrá un momento en el que avancen las acciones, y no esté presente, luchando por sobrevivir. Esto recuerda que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz que ilumina.