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Inspirado en el caso real del Dr. Werner Siegfried Teske, ‘El espía honesto’ explora las realidades del servicio de inteligencia de la RDA y su impacto en el individuo
Para muchos historiadores la Stasi ha sido considerada como una de las agencias de inteligencia más efectivas y represivas que han existido. Al principio de la década de los setenta, implementó una nueva técnica de abuso psicológico llamada Zersetzung, que en castellano se puede traducir como descomposición o biodegradación. Este método era usado especialmente en disidentes y activistas políticos que estaban en contra de la República Democrática de Alemania (RDA). La meta era destruir de manera secreta la autoconfianza de una persona arruinando su reputación. Por ejemplo, se organizaban fracasos laborales y, al mismo tiempo, se perjudicaban sus relaciones personales, dejando al objetivo totalmente aislado y paralizado. Con esa información en mente, El espía honesto, de Franziska Stünkel, nos muestra los efectos de la “descomposición” en la víctima y su ejecutor.
La representación de la Stasi en el cine siempre ha sido complicada. ¿Cómo se captura la terrorífica omnipresencia de un sistema en un mundo en donde no se puede confiar en nadie? No se puede minimizar el problema a un par de villanos porque la realidad es más complicada. La triste verdad es que tanto la víctima como el agresor no son necesariamente dos personas diferentes. Y es esa la historia del Dr. Franz Walter, un ambicioso científico que acepta una oferta que no puede rechazar. A cambio de trabajar solo un año en el servicio de inteligencia se le otorgará el puesto de catedrático que siempre ha querido. A parte, se le da un piso en donde puede vivir cómodamente con su prometida, y lo acepta sin mayores cuestionamientos. No obstante, el trabajo se convierte en una carga inesperada que terminará por atormentarlo.
Durante el transcurso de la película Franz es el opresor, pero eventualmente se convierte en la víctima. Una realidad que muchas personas que vivían en la Alemania Oriental tuvieron que padecer. Es cierto que el científico tiene que aguantar innumerables sufrimientos. Desde ser testigo de injusticias, hasta ser torturado en prisión. Sin embargo, se involucra en el servicio de inteligencia sin cuestionar nada y teniendo solo su ambición en mente. Es por eso que desde el principio fue uno de los empleados más comprometidos con su labor. Dicho esto, El espía honesto no es la trágica historia de un héroe o la de un hombre en búsqueda de redención. Más bien es el relato de un cobarde y oportunista que cae a consecuencia de sus propias pretensiones. No obstante, la historia no deja de ser menos trágica por ello. Stünkel evita el melodrama presentando la amarga realidad en la RDA.