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Desde la autoficción y con un planteamiento metafílmico, Liliana Torres se pregunta en su segundo largometraje, ‘¿Qué hicimos mal?’, por las razones de sus rupturas amorosas
En la ópera prima de Leos Carax, Chico conoce chica, el personaje interpretado por Denis Lavant es un joven fascinado por las primeras veces. Para atesorarlas, esconde en su habitación un mapa conceptual en el que va apuntándolas. Liliana Torres parece recoger esta idea en su segundo largometraje, ¿Qué hicimos mal?, pero para hablar de lo opuesto, de las últimas veces o, más bien, de los finales. Reflexionando sobre su relación de pareja presente y retrotrayéndose a las pasadas, la protagonista trata de dar respuesta a la pregunta que titula el filme. Un proceso que pasa por dibujar en las paredes de su casa un diagrama, rastreando el origen y la conclusión de sus amoríos.
Si el por qué se termina un romance es el centro de la historia, los protagonistas son, inevitablemente, los enamorados. Así, mientras la realizadora definía su primer largometraje, Family Tour, como una película de Liliana Torres y su familia, ésta lo es de sus novios. En este sentido, la directora catalana vuelve a partir de sus experiencias personales para crear una autoficción, pero hay un cambio que es fundamental. En su obra debut era una actriz quien hacía el papel de Lili, mientras que su madre, hermana y demás parientes aparecían como ellos mismos. Ahora, en este segundo trabajo, es ella, la cineasta, quien se interpreta a sí misma. Una decisión, la de poner el cuerpo frente a la cámara, que enriquece mucho el contenido de la cinta.
Asimismo, Torres aporta otra capa de realismo al plantear la narración desde el metacine: la propia trama de la cinta aborda su proceso de rodaje. En ella, una directora en la treintena, Lili, está tratando de hacer una película sobre sus relaciones pasadas. Para ello viaja al encuentro de tres de sus exnovios y graba con ellos una entrevista. La pregunta central de la misma no es otra que “¿qué hicimos mal? ¿Por qué terminó nuestra relación?”. De forma paralela, la realizadora se enfrenta a una última crisis con su pareja actual que augura la ineludible vuelta a la cuestión inicial.
Sin embargo, lo más sobresaliente de este segundo trabajo es la capacidad del dispositivo para interpelar al espectador. ¿Qué hicimos mal? gira en torno a una pregunta que es a la par íntima y universal. Por eso, no sorprende que desde la butaca uno acabe reflexionando sobre sus propios amores. Es probable que estos, como los de Lili, hayan mudado y cambiado con el tiempo, pero, seguramente, también hayan ido dejando un rastro, un poso. Y es así como, acompañando a la directora, llegamos a la misma conclusión que escribe ésta en su iPhone tras reencontrarse con sus novios. Amar es permanecer.