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Aunque tiene todas las piezas para hacer de ‘Way Down’ un trabajo excelente, a Jaume Balagueró le falta todavía un poco de experiencia en el cine de acción
Carlos Alberto Parreira dijo una vez que para ganar un Mundial de fútbol tienes que tener un buen equipo. Es fundamental entrenar, ingeniar una estrategia clara y asegurar que toda esa preparación se lleve a cabo de la mejor manera. También es importante que los jugadores estén bien enfocados y motivados porque son ellos los que entran al campo y juegan los partidos. Finalmente, lo más importante, no se pueden cometer errores, ya que un error es la diferencia entre la gloria o regresar a casa. Es de suponerse que Parreira sabe de lo que habla porque en 1994, bajo su mando, Brasil levantó su cuarta Copa Mundial. Utilizando el Mundial de Sudáfrica como fondo, Way Down tiene todas las piezas para tener un buen resultado, pero al final se queda corta.
La historia comienza con Walter, un empresario especialista en salvataje de tesoros marítimos, que recupera un legendario cofre de Sir Frances Drake. El problema es que lo obtiene dentro de aguas españolas y el tesoro es incautado por el gobierno español. Mientras tanto, Thom, un ingeniero mecánico de Cambridge, está siendo reclutado por varias empresas petroleras que le ofrecen un gran salario y beneficios laborales. Una noche, mientras le explica a su padre porque está rechazando todas esas ofertas, Thom recibe un mensaje de texto de alguien que claramente lo está observando y le pide que vaya a una dirección. Eventualmente, Thom conoce a Walter, y este le cuenta que necesita de sus habilidades como ingeniero para entrar a la bóveda del Banco de España y recuperar el tesoro que le fue arrebatado. Después de pensarlo un poco, Thom decide unirse al resto del equipo de Walter en Madrid.
Jaume Balagueró intenta utilizar los mismos mecanismos cinemáticos de La Gran Estafa de Steven Soderbergh, pero no consigue el mismo resultado. En esta película hay un aire de misterio, una conspiración entre el cineasta y los personajes para engañar a la audiencia. Sin embargo, en Way Down ese misterio no existe y es posible que el Mundial de Sudáfrica sea la razón de esa falta de suspense. Al entrelazar los partidos de fútbol con la preparación y ejecución del atraco, la incertidumbre que debería generarnos se pierde. Por eso, sabemos perfectamente lo que va a pasar. España va a ganar y el plan no se va a estropear. A pesar de ello, es importante resaltar el trabajo del director de fotografía, Daniel Aranyó. Él le da a la película un estilo estético similar a Misión Imposible y recrea el gran ambiente celebrativo que siente una ciudad durante un Mundial.
Por otra parte, siempre es bueno contar con personajes que tienen características únicas que hacen que la audiencia empatice con ellos. Freddie Highmore, que interpreta al superdotado Thom, hace un trabajo adecuado y le da un poco de calidez a un personaje que podría ser muy robótico. Los mejores momentos de esta interpretación son cuando interactúa con la multifacética Lorraine (Àstrid Bergès-Frisbey) y con el paternal Walter (Liam Cunningham). Son en esas interacciones donde resalta más la personalidad de Thom, en donde nos genera simpatía y nos motiva a apoyarlo hasta el final.
Cabe también mencionar que es la primera vez que Balagueró se aventura en el género de acción. De hecho, el director es sobre todo conocido por sus trabajos en el mundo del terror. Way Down podrá ser convencional, sin embargo en su primer intento ha logrado crear una historia llena de acción, con un estilo visual claro. Y lo más importante, la película entretiene y divierte. Al menos, los entusiastas del cine de acción puro así lo valorarán.