VVV [Trippin’you]. Parkineo y desolación 

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VVV [Trippin’you] suenan como nunca en su tercer álbum ‘Turboviolencia’, un grito de rabia contra el turbulento presente y una oda a la electrónica más pesada

“Esta es VVV, os queremos mucho”, se enuncia a través de un sintetizador de voz en los primeros segundos de Nadie Es Leal. Se trata del primer tema de Turboviolencia (Helsinkipro, 2021), el último lanzamiento de los madrileños VVV [Trippin’you], publicado el pasado viernes 5 de noviembre. Esta suerte de prólogo al álbum es asimismo una de las canciones más peculiares del trío, avisando de que su tercer largo viene para romper con todo. No obstante, el corte inicial nos sitúa de inmediato en el hábitat natural de las tres uves: los after, las fiestas clandestinas, la revolución. La etiqueta neo-bakala, que lleva años acompañando a todo escrito sobre su música, nunca había cobrado tanto sentido como hasta este momento. Trippin’ se han consolidado como la formación capaz de mantener la estética del post-punk abrazando la ética fiestera de la Ruta del Bakalao. Un homenaje al legado contracultural de nuestro país.

Tras cerrar con una buena dosis instrumental de puro hardstyle en la primera canción, el LP sigue girando con Hiedra Verde. Una pista que ya suena mucho más familiar. Ahí están los rastros que quedan de Escama (Helsinkipro, 2020), su anterior álbum, pero la producción tan maquinera de éste marca la diferencia entre ambos. Para aquellos que llevan reproduciendo Odiar Frontal en bucle desde que salió como single, es probable que Crisis Existencial se convierta en su segunda favorita. O al menos en una primera escucha, porque aunque destaca por su ritmo extra frenético, el disco va muchísimo más allá.

Además de funcionar como la banda sonora perfecta para una noche de desfase, Turboviolencia encierra letras verdaderamente desgarradoras. Versos como los de Matar el Tiempo —“Añoro estar hecho pedazos / hecho pedazos por ti”— son puro sentimiento. Una nube de ruido divide el tema en dos, culminando en una base de nerviosísimo Drum&Bass sobre la que, tajante, Adrián canta: “Nunca fuimos especiales”. A pesar de todo, el vigor instrumental no decae y logra sorprendentes equilibrios. La luz y la sombra se hacen así una en cortes como Lluvias de Marzo o en la pista final Bosque Infinito. E incluso en Monstruo, que sirve de interludio y una vez demuestra la versatilidad de la banda.

Incluso en lo vocal, Adrián se distancia de su tono habitual en sus trabajos pasados. Algo Que Explotar es buen ejemplo de ello, tema en el que destacan por igual los excelentes coros de Elinor, la teclista de la banda. Si bien esta es la única canción en la que los bajos eléctricos no están compuestos por Salvi, su instrumento es parte imprescindible de Turboviolencia. El bajista y tercer miembro de VVV también golpea las cuatro cuerdas como parte de Dharmacide. La formación, que debutó el mes pasado con Cult Band Member, de hecho, aporta su grano de arena en la cara B de este disco. Las guitarras de Amianto —donde volvemos a escuchar a Elinor, ya no solo a los coros— están compuestas por otro de sus integrantes, René. Los asistentes al bolo del Sound Isidro 2021, a comienzos de verano en Madrid, recordarán con cariño este penúltimo corte.