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Los tres días de la muestra musical Tónal 2021 estuvieron atravesados por un sentimiento de euforia colectiva al volver a poder disfrutar de los conciertos de pie
Con motivo de su decimotercera edición, el ciclo otoñal Tónal 2021 congregó en Valladolid a una docena de artistas y bandas de todo el territorio iberoamericano. Aunque la mayoría de los nombres del cartel eran nacionales, el festival hizo un gran esfuerzo por dar voz a estilos muy dispares. Pop, post-punk, propuestas instrumentales, ritmos urbanos… Fue todo un abanico de géneros el que envolvió la Sala Blanca del Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA), donde tuvo lugar el evento. Con cuatro actuaciones programadas para cada una de las tres noches de los pasados 14, 15 y 16 de octubre, el finde estaba servido.
Fue en agosto del año pasado cuando la Asociación Cultural Colectivo Laika anunció la cancelación de las ediciones de 2020 de Tónal y Véral. La pandemia supuso un obstáculo para sendos ciclos de conciertos, hasta entonces celebrados casi ininterrumpidamente todas las primaveras y otoños desde 2006 y 2008 respectivamente. Sin embargo, la inevitable decisión de aplazarlos a 2021, con un cartel ligeramente distinto al inicial en el caso del Tónal, tuvo un final feliz. Esa es la sensación con la que salieron tanto las bandas invitadas como los asistentes, libres ya de moverse y bailar por la pista. La reciente recuperación del 100% del aforo en las salas y la reducción de las restricciones al ocio acabaron al fin con las aborrecidas sillas. Una pieza de mobiliario que nadie echará de menos. Cómo no, si la mayoría de artistas llevaban año y medio sin ver a su público de pie.
Una escena plural
Desde sus comienzos, todas las ediciones del Tónal han destacado por abarcar bajo el mismo cartel a grupos de lo más variopintos. La de este año, claramente, no ha sido ninguna excepción y, al mismo tiempo, ha roto una lanza a favor de la pluralidad. Por mucho que la música responda a etiquetas, a públicos objetivos, los proyectos nacidos en el último par de décadas han difuminado notablemente estas concepciones. Conscientes de ello, la organización del ciclo optó una vez más por no programar cada jornada según estos criterios herméticos. El resultado fue un amplio rango de edades y gustos personales entre los asistentes, portadores tanto de abono completo como de entrada de día. Sin embargo, el hecho de no poner a actuar a los artistas más afines el mismo día, hizo imposible varias colaboraciones únicas en directo.
Depresión Sonora tiene una canción con VVV[Trippin’ you], Rojuu un tema con Leïti Sène y Mujeres otro con Los Punsetes. Todas son sinergias que funcionan de manera excelente en el estudio pero que, desafortunadamente, el calendario del festival no pudo favorecer sobre el escenario. Aún así, la Sala Blanca del LAVA actuó como espacio de reencuentro entre músicos con mucho en común. Encantados de verse, nada les quitó de gozar del resto de bolos del día, ya fuese desde el foso o desde el fondo del local. No obstante, el ciclo contó con agradables sorpresas, como la compañía de Cabiria a los teclados en el set de la argentina Lucía Tacchetti. De igual forma, la presencia de caras amigas tras la mesa de mezclas en otras de las actuaciones fue de agradecer.
Ritmos transfronterizos
La cantautora portuguesa Maria Reis (Lisboa, 1993) hizo los honores de arrancar el Tónal 2021. Acompañada por sus dos guitarras, supo jugar bien sus cartas frente a un público recién llegado y todavía algo frío. Pasado un cuarto de hora, el ánimo fue creciendo en la pista, devenida lugar íntimo y en conexión con la voz rasgada de Reis. El entusiasmo general quedó finalmente traducido en un sonoro aplauso una vez la solista hizo una pausa tras enlazar las canciones iniciales de su set. De principio a fin, su concierto hizo visible el potencial de la música para atravesar la barrera del lenguaje. Un horizonte al que también apuntó el dúo peruano de electrónica Dengue Dengue Dengue, en su caso a golpe de beats repetitivos e hipnotizantes. Ocultos tras sus características máscaras, su puesta en escena performática despidió la velada del jueves 14 de octubre.
También procedente de Latinoamérica, en este caso de tierras argentinas, Lucía Tacchetti brindó la primera actuación del segundo día del ciclo. Cincuenta minutos de electropop que culminaron en Todo Está Donde Lo Dejé, de su álbum ELETÉ (Costa Futuro, 2020), cantado antes de bajarse del escenario. Ya en la última noche de festival, el plato entrante fue el concierto íntegramente instrumental de los gallegos Mundo Prestigio. En su set, perfecto para calentar motores, optaron por añadir matices acústicos en materia de percusión, ya fuese golpeando una pandereta o un cencerro. Con gran entusiasmo y gesto sonriente, fueron el plato entrante ideal para la tercera noche.
Cercanía y calidez
Rock y amistad, además del título del último EP de Mujeres, es una frase idónea para describir el sentimiento general de lo que fue Tónal 2021. Con una energía que contagió a todos los presentes, desde la primera hasta la última fila, la formación catalana cerró la segunda jornada. Un bolo memorable lleno de bromas entre canciones, risas y una inesperada versión final de No Volveré de Kokoshca, otros iconos del rock nacional. Si el tema favorito del público es Aquellos Ojos —solicitado a gritos hasta que lo tocaron— el del trío debe de ser Un sentimiento importante. O al menos esa fue la impresión que dio el hecho de que la tocaran dos veces, y ambas con caótico pero divertidísimo desenlace. Basta con decir que la primera terminó con Pol lanzándose al público y la segunda con una cuerda menos en la Telecaster de Yago.
La guasa constante sobre el escenario del LAVA realmente ya había empezado en la actuación previa a Mujeres, de la mano de Axolotes Mexicanos. Puesto que era su segunda vez en el Tónal —la primera fue en 2018—, la banda se sintió como pez (o ajolote) en el agua. Asimismo, la complicidad entre los cinco miembros se tradujo en una conexión inmediata con la sala. Si bien fueron saltando entre temas nuevos y antiguos, decidieron no dar preferencia a su álbum publicado en marzo de este año. Cara De Idiota, Verano En Espiral, Que Te Pires y Te Quiero (…) fue lo único que tocaron de :3 (Elefant, 2021). Ver actuar a Axolotes es sentirse parte de un grupo de amigos de toda la vida. Colegas repletos de anécdotas —la gran mayoría, cómicamente indecentes— sobre el porqué del título de cada una de sus canciones.
Otros de los invitados más esperados y queridos del festival fueron Los Punsetes, banda mítica donde las haya. Sin mediar palabra desde que se subieron a las tablas hasta el último acorde, ofrecieron un espectáculo a la altura de su reputación. Como es costumbre, Ariadna —la líder del conjunto, vestida para la ocasión— mantuvo una pose estática durante la totalidad del set. Una hora inundada por el ruido de las guitarras, la distorsión y los diversos efectos de decenas de pedales acompañando a sus ácidas letras. Al igual que Mujeres, los segundos más veteranos de esta edición por detrás de ellos, la potencia de su sonido se multiplica en directo. El indie pop nunca había sido tan noise.
Pura devoción
Los artistas de vertientes musicales más urbanas, como Leïti Sène, Rojuu o los Chill Mafia, abrieron con unos minutos de DJ set. Sus respectivos acompañantes tras la mesa de mezclas se encargaron de pinchar temas que inmediatamente pusieron a botar a las primeras filas. El vínculo entre Leïti y sus oyentes más fieles fue evidente desde que salió al escenario, en cuyo borde acabó sentado micrófono en mano. Lo mismo ocurrió al día siguiente con Rojuu, en contínuo diálogo y contacto con sus fans allí presentes. Pasada la mitad de su concierto, el joven músico aprovechó la euforia de su público para bajar a la pista a cantar. Una vez en el ojo del huracán, interpretó #BrooklynBloodPop!, tema que dedicó al streamer fallecido este verano Gabriel Chachi. Aunque Rojuu terminó algo repentinamente y en su repertorio no incluyó su último single Un Paseo Más, su actuación se sintió verdaderamente especial.
La hora anterior a la medianoche del sábado 16 de octubre fue toda para Chill Mafia. Abriendo con su tema KOLAKAO, el colectivo procedente de Iruña lo puso todo patas arriba, declarándose las almas de la fiesta desde el minuto cero. Junto a Ben Yart y la habitual compañía del conjunto, sumergieron a la Sala Blanca del LAVA en un estado absoluto de éxtasis. Aunque aparentemente sus estilos musicales no tienen mucho que ver, VVV[Trippin’ you] recogieron esa misma atmósfera para su bolo, el último del ciclo. De hecho, en un bonito gesto de hermandad, los integrantes de ambos grupos lucieron los colores del otro —su merchandising— en sus respectivos conciertos.
Desafortunadamente no estuvieron programados para el mismo día que VVV, pero la actuación de Depresión Sonora el jueves 14 fue igual de memorable. Su último EP, Historias Tristes para Dormir Bien (Sonido Muchacho, 2021), vertebró el repertorio de Markusiano, el cual empezó y acabó con Gasolina y Mechero. Como habitúa a hacer en sus directos, el músico madrileño regaló a los presentes su versión del clásico de Joy Division Disorder. Un homenaje a las raíces del post-punk reinterpretado y con un toque personal, cortesía de su caja de ritmos.
Pasadas la una y media de la madrugada y con el decimotercer Tónal 2021 a una hora de finalizar, Adri, Salvi y Elinor salieron a escena. Los tres, VVV, se colocaron tras sus instrumentos, visiblemente cómodos en la nocturnidad y preparadísimos para hacer saltar el techo del local. De Fuego cruzado a Destrucción, el conjunto desató el frenesí entre el público vallisoletano. Incluso en Redención, descrita por ellos mismos como, textualmente, “un bajón de canción”, el ánimo no decayó ni por un segundo. Pero si hubo un momento clave fue el ocurrido una vez Adri anunció que el siguiente tema había salido hace una semana. Al instante, los presentes supieron que se refería a Odiar Frontal, su canción más acelerada hasta la fecha. Y con los beats por minuto a toda velocidad, Trippin’ you pusieron el punto y final como solo ellos saben hacer.