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Conversamos con Inés Barrionuevo, directora de ‘Camila saldrá esta noche’, la película más reivindicativa de la edición 69 del Festival de Cine de San Sebastián
Visiblemente se nota que la cineasta Inés Barrionuevo (Argentina, 1980) no ha dormido mucho y reconoce que el día anterior a esta entrevista estuvo de fiesta hasta tarde. Su rostro resacoso, y al mismo tiempo, receptivo, es un fiel espejo de la protagonista de una de las películas más activistas y dinámicas de esta edición 69 del SSIFF. Camila saldrá esta noche tiene una fuerza portentosa, en parte, gracias a lo que transmite su actriz protagonista, Nina Dziembrowski. Con lo cual, hay una pregunta de rigor, ¿cómo fue el proceso para encontrar a Camila? La directora de este filme explica que en su mente estaba una Marion Cotillard. Quería un rostro que según sus palabras “pudiera generar ambivalencias”. Fue una coach la que le mostró en una pantalla de ordenador a Nina y de inmediato supo que era su protagonista. No necesitó escucharla hablar, reconoce que tenía “una fuerza increíble”.
La clave de este personaje de ficción, en realidad, está en los recuerdos que la cineasta tiene de sí misma cuando tenía la edad de la protagonista de Camila saldrá esta noche. 17 años, puntualiza. Y comenta, al respecto, que cuando veía cintas argentinas, de adolescentes, en los años noventa, no se encontraba representada porque estaban tratados de forma muy austera. “Con todo lo que eran los noventa, tenía mis ideas y nos quejábamos. Siempre fui a las marchas del 24 de marzo y me sentía ideológicamente muy discursiva. Entonces, también quería traer eso a la película”, sostiene.
No obstante, asimismo, es evidente que sus recuerdos están matizados por el ímpetu de las nuevas generaciones. Inés declara que “estas nuevas generaciones me producen mucha admiración y respeto, y han sido una inspiración para esta película”. Aún así, cuestionándole sobre qué hay de aspiracional en el personaje de Camila aclara que a pesar de que estas generaciones más jóvenes le sirven de inspiración, al final “son mis ideas sobre ellos y ellas, y quizás lo que yo pienso no esté tan cerca de la realidad”. Porque claro, luego “está el acto de la creación”, enfatiza. Y añade que “me siento un poco romántica al tener algún tipo de visión”. Puesto que no se percibe como documentalista, aunque fuese de ficción. “No hago documentales. Esto es una invención mía, o una mirada mía acerca de los jóvenes de ahora”, apostilla.
Seamos claros, Camila saldrá esta noche tiene la sabia de una cinematografía feminista que se sabe no solo urgente, sino responsable. De qué se dice y cómo. Pero también de hacia dónde se conducen los personajes. Qué les arrastra y qué opciones tienen. Inés lo resume de la siguiente forma: “me gusta pensar en las historias, en los personajes y en los conflictos como parte de una misma cosa”. Continúa resaltando que “una película para mí es un personaje que tiene un conflicto; y lo que uno hace, como guionista, es jugar a hacer una máquina de Dios, tratando de que esa persona no resuelva su conflicto, porque si no, no hay película”.
Por otra parte, y si bien la cinta que acaba de presentar tiene una frescura que lleva a pensar en que podría haber escenas con cierto grado de improvisación, Inés es muy categórica. “No uso la improvisación, trabajo sobre el guion y no permito que se salga ni una palabra de lo que yo escribí”. Lo matiza explicando que “me paso mucho tiempo pensando en qué tienen que decir los personajes”. Por eso, cuando llega al set de rodaje se siente liberada. “En el set es el momento de llevar a cabo lo que pensaste durante todo ese tiempo sola, con el guion”. Conviene precisar, al respecto, que el guion parte de una idea de Andrés Aloi revisada por ella. Es por eso que atravesó por varias etapas, hasta llegar a una versión final que reflejaba su temperamento como directora. Ilustra este proceso de la siguiente forma: “el trabajo del director y el guionista es bastante esquizofrénico porque lo que queremos es que no se vean nuestras herramientas, que no se vean los hilos”.
Estos hilos que oculta, sustentan, a pesar de todo, el relato. Una narración que es un homenaje a las marchas verdes en Argentina porque con ellas las mujeres empezaron a transitar una nueva etapa. “Con las marchas en Argentina se nos cayó un velo. Desde hace cinco años a esta parte, como que en Argentina no somos las mimas personas” anota Inés Barrionuevo. Lo manifiesta así: “se corrió un velo gracias al feminismo y esto nos hizo ver el mundo de otra manera. Como cuando nos sacamos unas gafas, ¿no? Y vemos las cosas de otra manera”. Esas gafas podrían ser también las mismas con otros cristales, otra graduación que es como ven el presente las nuevas generaciones.
“Pienso en mi adolescencia y no me puedo creer que hay chicas que nacieron ya con esto. Estas chicas tienen la suerte de haber vivido la mayor parte de su adolescencia con estas conquistas. Entonces, para ellas es natural plantarse y decir esto sí, esto no; esto lo quiero, esto no lo quiero. No saben lo que era el prefeminismo y eso es increíble, no lo puedo creer”, concluye una Inés pletórica. Así es, de igual manera, Camila, su protagonista victoriosa, que no está dispuesta a permitir ni el más mínimo abuso, por lo que acaba cometiendo un gesto heroico que recuerda a El Cairo 678 de Mohamed Diab. Esto viene a poner en alza un eslogan, “mi cuerpo, mi quiosco”, que se grita de forma contundente en Camila saldrá está noche. Barrionuevo dice que tomó la frase de las trabajadoras sexuales de un encuentro en La Plata al que acudieron miles y miles de personas de todo el mundo. Esta frase representa, según la cineasta, una idea que resume todo: “con mi cuerpo, hago lo que quiero”.