Shigeko Kubota. Realidad líquida 

Pionera en utilizar el vídeo como medio de creación artística, Shigeko Kubota es rememorada en el MoMA con la exposición ‘Liquid Reality’, la primera en Estados Unidos tras 25 años

Partiendo de la escultura, Shigeko Kubota (Japón, 1937-2015) pensó el vídeo más allá de las restricciones que le imponía el aparato televisivo. La exposición Liquid Reality, presentada por el MoMA de Nueva York, es un tributo a su figura, siendo la primera que se realiza en 25 años. Una propuesta que, girando en torno a siete piezas fundamentales en la producción de la artista, representa la realidad líquida. Esta está relacionada con la propia mirada de Kubota sobre las posibilidades del vídeo. Una cualidad que le otorgó observando sus características intrínsecas. Puesto que por definición es un medio mutable, listo para hacer y deshacer. Es así porque se puede cambiar el color, la velocidad, o la escala. Es decir, proporciona en sí mismo una realidad maleable. O dicho de otra forma, líquida.

Siguiendo la trayectoria de Shigeko Kubota nos adentramos en Fluxus. Ella formó parte de este movimiento, y a mediados de 1960 comenzaría a experimentar con el vídeo. Le interesaba la libertad que este le ofrecía. Los equipos portátiles hicieron posible que los artistas vieran aquello que estaban grabando en tiempo real, algo imposible hasta ese momento. De esta manera, las primeras tomas de contacto de la japonesa se materializaron en sus videodiarios. Pequeñas tomas de sus viajes, tanto personales como artísticas, en las que combinó imágenes documentales con los primeros efectos de procesamiento de vídeo. Para ella, la grabación supuso una práctica intensamente física por el peso de la propia cámara que, en su caso, era una Sony Portapak. Este hecho se tradujo en su obra al pensar en la incidencia del cuerpo en la producción audiovisual. Y, así, llegó a la videoescultura.

Naturaleza y tecnología

En su carrera profesional pasó de grabar retratos y paisajes a crear objetos materiales. Seis de sus videoesculturas están disponibles en la exposición, además de su primer vídeo monocanal. En una primera parte del recorrido, en el Kravis Studio, se encuentran River (1979-81), Video Haiku (1981) y Niagara Falls I (1985). La conexión entre estas obras es posible porque todas ellas están caracterizadas por la suspensión y la imagen que establece paralelismos con la naturaleza, la tecnología y el tiempo. El resto de piezas, en la Galería 414, hablan de cómo Shigeko Kubota busca su posición en el mundo.

Por otra parte, de su época inspirada en Marcel Duchamp se expone Duchampiana: Nude Descending a Staircase (1976), primera obra en la que combina vídeo y escultura. También se puede ver Three Mountains (1976-79) que se basa en el tiempo que la artista pasó en los desiertos del suroeste americano. A su vez, Berlin Diary: Thanks to My Ancestor (1981) es un “altar viviente” que ilumina los nombres de sus antepasados con el resplandor electrónico de la pantalla del monitor. Otra obra destacable es Self-Portrait (1970-71) en la que exploró con el vídeo y la síntesis de color por primera vez. No obstante, todo su repertorio es especialmente conmovedor en la actualidad, porque estamos en un mundo digitalmente interconectado.
 

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