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Álex Montoya lanza su segunda película, ‘Lucas’, un drama adolescente en el que ningún personaje está libre ni de pecado, ni de ser juzgado
Un niño cojo que ha perdido a su padre, una madre que sale con un cocainómano y un pedófilo con corazón. Estos son los personajes de Lucas, la cinta que se ha llevado en Málaga el premio del público en la sección Zonazine, así como el de mejor película e interpretación masculina. Una trama que ya había tenido su momento en los Goya, en versión cortometraje, cuando fue nominada en 2012, que sigue hacia adelante y triunfa por su temática, más fresca de lo habitual, enfocada desde un punto de vista especial. Y es que no todo el mundo se atreve a poner de mentor o de amigo de un niño de quince años a un pedófilo.
En España existe cierta predilección por los dramas desgarrados y oscuros, cuánto más oscuros mejor. Predilección por películas de cámara al hombro que cuentan tragedias de las gordas. De gente con grandes desuniones que encuentran sus carencias, o la presencia de figuras ausentes en otras personas, y casi siempre, en quien no deben. En el caso de Lucas, el protagonista encuentra su figura en alguien que pertenece a una rama de la sociedad que se juzga mal. O a la ligera. O superficialmente. Aquí todos tratan mal al pedófilo, menos el propio Lucas, con el que descubrimos poco a poco que no todo es no tener corazón o prejuicios.
El filme de Álex Montoya narra un thriller de tópico muy oscuro, desde el punto de vista de un adolescente muy turbado por las circunstancias. Un adolescente que se mete poco a poco en problemas, cuando el mayor problema es él mismo y lo que tiene en casa. Un adolescente que descubre la libertad y la felicidad gracias a alguien que no debería de estar ahí. Y es que todos sabemos lo complicada que es la adolescencia de un niño cojo, sin padre, con una madre drogadicta y un amigo pedófilo. Todos nos podemos imaginar la cantidad de cosas que pueden pasar por la cabeza de ese joven. Que sufre siempre, que de repente baila, que después llora, que tiene algo con la tía de sus amigos, que necesita un padre, en fin, que experimenta.