Senga Nengudi. Una vida de arte radical colaborativo 

La exposición que el Museo de Arte de Filadelfia dedica a Senga Nengudi se revela como un testimonio de la imperecedera relevancia de su obra

Desde el agua o la arena hasta objetos cotidianos como medias y aparatos de aire acondicionado. No hay material que detenga a Senga Nengudi (Chicago, 1943) en su tarea de redefinir las posibilidades de la escultura y la abstracción. Fusionada con la performance, su obra aparece como una investigación interdisciplinar de las experiencias del cuerpo femenino negro, la colectividad y la noción de ritual. A través de 70 piezas, Senga Nengudi: Topologies recorre la amplia trayectoria de la artista, desde los años setenta hasta hoy. Tras pasar por la Lenbachhaus, el Museo de Arte de São Paulo y el Museo de Arte de Denver, aterriza en el Museo de Arte de Filadelfia. Concretamente, el espacio elegido para su muestra son las Dorrance Special Exhibition Galleries del museo estadounidense.

Mediante la experimentación con el proceso, el material y la forma, Nengudi desafía las narrativas tradicionales del posminimalismo y el arte conceptual. Y al mismo tiempo, replantea las historias tanto del feminismo como del Poder Negro. “Generosas en espíritu y radicales en forma, las obras de Nengudi invitan a conectar con nosotros mismos, con los demás y con el mundo”. Así lo describe Amanda Sroka, comisaria adjunta y organizadora de la exposición. En honor a su espíritu participativo, Topologies también alberga trabajos individuales de colaboradores habituales de la creadora, como David Hammons, Maren Hassinger o Barbara McCullough. Además de una sección centrada en el colectivo Studio Z, la exposición incide en el papel de los espacios gestionados por negros. Plataformas como Gallery 32, en Los Ángeles, y Just Above Midtown, en Nueva York, fueron imprescindibles durante un periodo de extrema infrarrepresentación y exclusión artística.

Visceralidad multisensorial

Si bien la exposición abarca toda la carrera de Nengudi, hace especial énfasis en sus últimas décadas de creación artística. Estas incluyen sus experimentos con pintura en aerosol y plástico de tintorería de los años noventa y sus instalaciones efímeras de arena. Asimismo, se puede ver su primera videoinstalación, Warp Trance, la cual realizó durante su residencia en el Fabric Workshop and Museum de Filadelfia en 2007. Parte de aquellos años los dedicó además a la investigación en fábricas textiles de Pensilvania y Nueva York. Inspirada por los ritmos y los patrones de la industria textil, en su película queda reflejado un gran interés por la danza y el movimiento. En este caso, su mirada también alude directamente a las historias del colonialismo y la explotación.

Una de las partes más significativas de Senga Nengudi: Topologies la componen sus icónicas esculturas R.S.V.P., así como documentación variada relacionada con ellas. Creadas a partir de medias rellenas de arena, estas piezas se deforman de todas las maneras posibles, en referencia a su embarazo y primer parto. Según Nengudi, “el cuerpo solo puede soportar una cantidad determinada de empujes y tirones hasta que cede, para no volver a recuperar su forma original”. Como sugiere el título R.S.V.P. —acrónimo derivado de la expresión Répondez S’il Vous Plaît (Responda, Por Favor)—, la serie invita al visitante a participar. En algunos casos, esta respuesta es literal, pues la creadora anima a los colaboradores a alterar las esculturas mediante movimientos improvisados. Como en el resto de la muestra, cada gesto amplia los horizontes de su exploración material y temática, en el arte y en la vida.
 

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