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El primer largometraje de Iñaki Sánchez Arrieta, ‘Zerø’, posiblemente sea la película más dramática, y con el tema más oscuro del año
Son momentos duros para el cine español. Debido a la situación actual, la industria sufre una crisis de grandes dimensiones. Si a ello, además, le sumamos la reciente aparición de plataformas, encontramos en el acto de estrenar una película algo heroico, digno de admiración. Por eso, hemos de mencionar la figura de Iñaki Sánchez Arrieta, director de Zerø. Con su ópera prima encontramos indicios de un director que promete un género aun no desarrollado y necesario de pulir. Zerø es una película dramática, probablemente de las más dramáticas que pisarán la gran pantalla española. Pero también es el inicio de algo. Con tonos e imágenes muy áridas, vemos un producto que puede tener futuro a largo plazo en un mercado urgente de marcas personales.
La película nos cuenta la historia de dos personas que se despiertan en el desierto sin conocimiento de quiénes son o por qué se encuentran allí. A lo largo de los días comienzan a recordar aspectos de su vida pasada, al tiempo que intentan salir de un lugar que solamente les deja consigo mismos, sin comida ni agua. Lo que ignoran, es que una figura extraña les observa en la lejanía. Esa figura lleva el nombre de Ismael. Un hombre mayor de aspecto filosófico que argumentalmente no es solo la voz narradora, sino el elemento que marca, poco a poco, el suspense trágico de la trama. En esta, tenemos por un lado, el pasado incierto de la pareja, narrada a base de recuerdos. Y por el otro, el diálogo metafórico y argumental de Ismael, con el que empieza y termina todo.
El guion, escrito por Ferran Brooks, establece un planteamiento del primer acto bastante interesante, con un detonante potente. Es en el tercero donde la historia exagera la fuerza reafirmante del tema principal. Zerø, que ya parte de por sí de un tono trágico y pesimista, nos introduce con acierto en el pasado de los personajes. Sin embargo, establece dos actos siguientes muy duros para su visionado. Según el filme llega al final se envuelve todo en una atmósfera que podría resultar too much para el espectador. Incluso el segundo punto de giro es excesivo, muy forzado, y encauza la trama hacia un clímax ya de infarto. Con todo, puede llegar a ser un género estimulante, con un público adepto. Aun así, la cinta se ve envuelta de un tono que estaría mejor narrado con la aplicación de un pequeño filtro, digamos, emotivo. Capaz de generar empatía por la historia.