Rata Negra. Al mal tiempo, mala cara 

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Con su tercera entrega, ‘Una Vida Vulgar’, Rata Negra se vuelve a confirmar como una máquina imparable de crear himnos tan ácidos como pegadizos

“Desconfía de ese chico, ha matado un gatito”. Eso fue lo primero que pudimos escuchar de Una Vida Vulgar, el tercer álbum del trío madrileño Rata Negra. Se trata del primer verso de Desconfía de ese chico, el segundo adelanto en forma de single que hizo la banda allá por enero. Y un tema que empieza así para luego confesar que “todo el mundo le odia / yo solo quiero ser su novia” solo prometía cosas buenas. Así lo confirma el resto del LP, lanzado el pasado viernes, con diez canciones como diez mandamientos que destilan nihilismo y su característico humor despiadado.

Rata Negra nace de la unión entre Violeta (voz, bajo) y Fa (guitarra) con Pablo (batería). Dos miembros de Juanita y los Feos —sólidos representantes del underground de mediados de los dos mil— y un tercero llegado de La URSS. Un grupo granadino también veterano con el que además son compañeros de sello en Humo Internacional, casa de mucha parte del panorama oscuro más interesante. Volviendo al álbum, sorprende que por momentos parece que la banda navega muy cerca del sonido de Juanita y los Feos. El mejor ejemplo es quizá En la playa, un tema que perfectamente podría ser una continuación de 500 muertos, canción del segundo disco de Juanita. Asimismo, aprovechan la ocasión para meter unos riffs de guitarra bastante surferos a modo de acompañamiento. Son pequeñas variaciones instrumentales como esa las que terminan de dar cuerpo al LP.

En los universos que recorre la formación en Una Vida Vulgar, imaginación y realidad a menudo se confunden. Tras invitarnos a que nos quedemos a escuchar con Venid A Ver, Violeta narra un deseado descenso a los infiernos casi literal en El Escarmiento. El último tema de la cara A —Cuando Me Muera— y el primero de la B —Llorando— ilustran momentos fatídicos de soledad y desesperación. Dos relatos acerca de sobrevivir a la rutina aplastante del capitalismo y a la hostilidad de las grandes urbes. “Nadie te escucha al llorar en la ciudad”, canta la líder. Sin embargo, el momento en el que culminan todas sus fantasías misántropas es en Lo Sublime. Nunca una canción sobre querer ser víctima de un accidente aéreo fue tan bailable. Tal vez esa sea la magia de Rata Negra. Qué ganas de que vuelvan los conciertos sin distancia de seguridad.