Axolotes Mexicanos, a la conquista del pop hiperactivo 

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Con ‘:3’, su tercer álbum, la formación asturmadrileña Axolotes Mexicanos terminan de hacer suyos todos los sonidos que les llevan años acompañando

Hace casi exactamente un año y en forma del sencillo Uwu, llegaban Te Quiero (…) y Cuando_estoy_contigo.mp3 como primeros adelantos de este LP. Dos temas que nos preparaban para la vertiente pop más osada del Axolotes Mexicanos, al igual que el siguiente single anticipado Cara de Idiota. Sin embargo, los casi cuarenta minutos del nuevo y tercer disco del grupo, titulado :3 [dos puntos tres], esconden mucho más. Con el estreno de Que Te Pires, lo último que avanzaron en enero, ya levantaban sospechas de la pluralidad musical del álbum. Ya sea a base de punteos de guitarra o de arreglos puramente electrónicos, la banda no falla en contagiar su frenética actitud.

En toda su versatilidad, este tercer LP parece albergar un poco de cada uno de los integrantes del supergrupo. Desde su posición de líder, Olaya conduce al conjunto por los derroteros de un pop animado en lo rítmico y confesional en lo lírico. “Debería de hacer algo / Con mi ansiedad social”, reza parte de la última estrofa de Verano en Espiral. Tampoco faltan los característicos toques J-pop, acorde con la estética inspirada en la cultura popular nipona que llevan predicando desde su disco debut. En Opening, el tema que introduce el álbum, sorprende escuchar las voces de Stephen Please, Mario (Carolina Durante, Temerario Mario) y Lucas (Confeti de Odio). Y en Ending le llega el turno de cantar a Juan (Carolina Durante). El resto del tiempo, los cuatro artistas lo dan todo a través de sus respectivos instrumentos.

Si bien la banda siempre ha sido propensa al desfase electrónico, en :3 —de cuya producción se ha encargado el propio Juan— alcanza nuevos niveles. Mención especial a Vergüenza, una canción de la que cada detalle se siente como un homenaje a la PC Music. De nuevo, lo más determinante de este álbum es cómo las sensibilidades de cada una de las partes del quinteto han hallado un terreno compartido. Una suerte de espacio sobre el que brotar y encontrarse una y otra vez. Surge así un punto de convergencia que, aun siendo difícil de definir, pone de manifiesto lo bien que se entienden entre sí los cinco Axolotes.