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Crónica del último día del Festival Cine por Mujeres 2020, de la sección oficial a competición, narrado in situ desde la sala de proyecciones del Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes
Imagen de la película El agente topo de Maite Alberdi | StyleFeelFree
La proyección de los tres últimos largometrajes que se disputarán el Premio a la Mejor Película pusieron fin a la primera sección del Festival Cine Por Mujeres. En vistas generales, las once competidoras dejan un listón muy alto que hará de la selección del filme ganador una ardua tarea para el jurado internacional.
La última primavera, la coproducción española y holandesa —nacionalidades que comparte su directora Isabel Lamberti, quien virtualmente mandó un breve mensaje de agradecimiento al festival antes de comenzar la proyección— dio comienzo a la tarde del domingo. En esta ficción basada en un acontecimiento real, en la que los afectados se representan a ellos mismos, Lamberti ofrece una mirada directa y sin adulterar del cúmulo de vivencias que forman la historia de la familia Gabarre Mendoza, quienes fueron desahuciados de su vivienda en la Cañada Real. A pesar de ser una realidad ficcionada, la cineasta no se separa en ningún momento del realismo y es certera con lo que quiere contar. Frente a la estigmatización del pueblo gitano por parte de los medios de comunicación, La última primavera funciona como una respuesta contundente y que da voz a aquellos a los que se ignora y criminaliza.
El segundo turno fue para Rompesistema, de Nora Fingscheidt, película seleccionada en la Berlinale y que fue recibida con gran expectación por el público del Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes en esta tercera edición del Festival Cine por Mujeres. En una cinta que destaca por el ritmo acelerado y trepidante de su narrativa, muy acorde con el carácter de la niña protagonista, la cineasta alemana no desperdicia un solo momento de metraje para contar una historia más compleja de lo que aparenta ser. Con un tono de drama social que desborda personalidad, Fingscheidt hace gala de su destreza como guionista y da paso a un filme que, por medio de sus personajes, permite una vasta reflexión acerca de la familia y la escuela como los primeros agentes socializadores.
La película que tuvo el honor de cerrar la noche y dar por finalizado el certamen vino de la mano de la chilena Maite Alberdi. El Agente Topo, su cuarto y más reciente largometraje resultó ser una propuesta original e impecablemente ejecutada. En menos de hora y media, la cinta realiza un comentario sobre la soledad, la propia vida y la vejez de una manera tan sutil y humana como solo puede hacerse a través del cine. Este particular falso documental acierta tanto en la comedia como en la tragedia. No tanto en los términos de la ficción, sino en cómo éstas se manifiestan en las vidas de las personas. Gracias a su inagotable ternura, logra un punto medio entre las mismas risas y las mismas lágrimas que de principio a fin inundaron la sala de proyecciones.