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Si el documental sobre Helmut Newton que dirige Gero von Boehm es lúcido y revelador, lo es porque hay una intención de revisar todo su trabajo para situarlo en el hoy
Fotografía: Arena, Miami, 1978 © Helmut Newton. Cortesía de Helmut Newton Foundation | Helmut Newton: The Bad and the Beautiful | StyleFeelFree
En los últimos años, la figura de Helmut Newton ha alcanzado una nueva dimensión. Las exposiciones que le han dedicado instituciones culturales como el Grand Palais de París, en 2012; o el FOAM de Ámsterdam, en el 2016, no han hecho más que escribir un nuevo discurso sobre su trabajo. Este ha ido evolucionando con la sociedad, con la mirada que como espectadores posamos sobre las obras construidas desde las herramientas sociales del presente. Es por eso que ahora el documental que firma Gero von Boehm, sobre su vida y obra, resulta imprescindible para acabar de entender su ideario estético, su posición ante la cámara y el sujeto retratado; así como su percepción de la mujer.
La mujer Helmut Newton posa desafiante. Pero esta actitud, si en el siglo XX se percibía intimidante y atemorizante, desde el hoy se observa con una mirada renovada. Es cierto que el metoo ha traído consigo una transformación del ideario asociado a una mujer, hasta entonces, imaginada, construida por el hombre. En Newton esto es muy revelador. Curiosamente adquiere diferente lecturas, según se aprecie. Personalmente reconozco que muchas de las tomas del fotógrafo alemán me producían rechazo en los noventa, cuando lo descubrí. En cambio, otros reportajes me resultaban extraordinariamente poéticos, con una iconicidad asombrosa que guardaba cierto parentesco con Guy Bourdin. Supongo, que en las fotografías más desafiantes veía solo el rasgo puramente fetichista que situaba a la mujer como deseo, que la desnudaba como un trofeo ante la mirada masculina. No obstante, la pose que el fotógrafo exigía a la modelo era demasiado dura para afirmar esto.
La mujer Newton no estaba construida como musa. Tampoco estaba definida como objeto, en el sentido de que no se aprecia sumisa, no se ve delicada o sin voluntad. De ahí, todas las contradicciones alrededor de su obra, rebosante de talante provocador y carácter anárquico en sus composiciones. Su estética, por otra parte, se comprende porque como judío en la Alemania nazi, no podía siquiera acercarse a esas mujeres arias que tanto fotografió. Prohibidas, inaccesibles y superiores, según los dictámenes que imprimían las Leyes de Núremberg.
El documental recoge todas estas impresiones. Son mujeres, las que explican su impronta y sitúan su portafolio en el hoy. En este sentido, se vuelve muy relevante porque hay un interés por revisionar su obra. Para contextualizarla, se muestran ante la cámara algunos de los rostros más reconocibles de los ochenta como Grace Jones, Claudia Shiffer o Nadja Auerman. Con esta última imprimiría algunas de las fotografías más provocadoras, que servirían de inspiración para fotógrafos más jóvenes como Nick Knight. Aquí escuchamos también a las actrices Hanna Schygulla, Charlotte Rampling e Isabella Rossellini, dando matices a su hacer. Rossellini, muy sagaz observa por ejemplo que Newton puso de manifiesto una cultura del machismo. Aclara que el fotógrafo no lo era. Lo cual no impedía que la mujer le provocara sentimientos encontrados.
En los temas recurrentes de Newton que ofrecían una feminidad poderosa y dominante vemos ahora el reflejo de un hombre vulnerable que quiere dominar la situación, colocándose en el ángulo que le permitía la sociedad del siglo XX. Alcanzar a ver esto, como propone con este documental Gero von Boehm, supone poner luz a uno de los trabajos de moda más carismáticos de todos los tiempos. Por muchas razones de peso. Independientemente de que su fotografía tenga connotaciones difíciles de asimilar, incluso en el hoy, para muchos espectadores. A propósito de las exposiciones que le dedicaron hace unos años algunos museos, yo misma afirmaba, a pesar de que no era un fotógrafo que me gustaba especialmente, que Helmut Newton visionó a la mujer del siglo XXI. Es evidente que el tiempo se ha puesto de su parte.