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Crónica del día 1 del Festival Cine por Mujeres 2020, de la sección oficial a competición, narrado in situ desde la sala de proyecciones del Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes
Imagen de la película Aga’s House de Lendita Zeqiraj | StyleFeelFree
El primer día de la tercera edición del Festival Cine por Mujeres resultó en un viaje de sur a norte por el panorama europeo más fresco e introspectivo, en el que las tres directoras que abrían esta sección competitiva inundaron, a través de sus respectivos filmes, el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes de una tensión que solo fue in crescendo.
La travesía comenzaba en la periferia de Nápoles con Nevia, la película con la que Nunzia De Stefano se estrena como cineasta. En este coming-of-age profundamente sincero, la directora novel logra construir un relato acerca de la pérdida de la inocencia y la familia que no se elige y que, apartándose de fórmulas lacrimógenas, ataca directamente la fibra sensible. Aún ajustándose a una estructura de guion bastante tradicional, la profundidad de los personajes —especialmente los secundarios— y la mirada crítica de De Stefano demuestran que este subgénero, aparentemente monopolizado por el cine yanqui, va más allá de las trilladas historias de instituto.
El siguiente destino al que nos llevó el día 1 del Festival Cine por Mujeres fue a la península de los Balcanes. Concretamente, a los confines de los montes de Kosovo. Fue el turno para la directora Lendita Zeqiraj y su Aga’s House. En esta cinta, que avanza paulatinamente y alrededor del diálogo, la inocencia perdida volvía a estar presente, aunque en esta ocasión desde un tono más íntimo e indudablemente más desgarrador. El sufrimiento está incrustado en el espíritu de las protagonistas, cuyas vidas solo conocemos a través de las conversaciones que mantienen. En una ficción que se tiñe de lo más oscuro de la realidad, la obra de Zeqiraj se revela como una compleja reflexión no solo acerca de la violencia sistemática ejercida contra la mujer, sino de las tensiones étnicas e identitarias aún presentes entre serbios y albanos.
Y desde Eslovenia, History of love fue la encargada de cerrar la noche. El minuto previo a comenzar la proyección fue para la propia directora, Sonja Prosenc, que en un mensaje grabado en vídeo se refirió al filme como «una experiencia», un calificativo muy acertado. Con una narrativa poco convencional que plantea muchas preguntas y ofrece pocas respuestas, History of love presta especial atención al detalle y a lo aparentemente secundario del plano, logrando una intensidad —mención especial a la imponente utilización del sonido— que hacen de su visionado en una sala de cine algo casi obligatorio.