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Con una narrativa velada por las consecuencias de un conflicto bélico magníficamente retratado en lo íntimo, ‘Beanpole’ es la película que confirma a Kantemir Balagov como una de las grandes figuras del Nuevo Cine Contemporáneo Ruso
Si hasta ahora uno de los mayores exponentes del Cine Contemporáneo Ruso era Andrey Zvyagintsev, la figura de Kantemir Balagov empieza a sonar fuerte. El autor de Tesnota, película con la que debutó demostrando un estilo formal imponente, regresa con Beanpole, cinta en la que vuelve a contar con la presencia de poderosas figuras femeninas que desafían la narrativa buscando puntos de fuga.
Inspirada en el libro The Unwomanly Face of War (La guerra no tiene rostro de mujer) de la Premio Nobel de Literatura, Svetlana Alexiévich, Beanpole contempla una perspectiva de la guerra hasta ahora ignorada, la de las mujeres que combatieron en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, cerca de un millón luchó en las filas del Ejército Rojo durante la contienda más letal de la historia. Esta disposición le sirve al nuevo fichaje del cine ruso para trazar un escenario insólito que estalla sobremanera en la parte final, sin excederse en ningún momento en los modos, que juegan a insinuar un subtexto lésbico en una narrativa velada por las consecuencias de un conflicto bélico magníficamente retratado en lo íntimo.
La paleta de color, con un fulgurante verde salpicado eventualmente por el rojo de la sangre, es vigoroso. Un espectro cromático llamativo que sobresale en un vestuario que juega a los contrastes marcando el ritmo de una estilización de lo iconográfico y del argumento, que evita los claroscuros, incluso con el riesgo de congelar la trama. Y es precisamente estas decisiones, estos velos que incitan al espectador a participar, lo que convierte a Beanpole en una película fascinante guiada por la extraordinaria labor de la dirección artística.
En un circuito cinematográfico que empieza a rendir pleitesía a los abusos del discurso mediado por la confrontación, este tipo de filmes pormenorizados y poco permisivos para con audiencias indolentes, son los que muestran el camino a seguir. Persiguiendo la nobleza del cine para con la imagen y trazando contornos que contemplan los retos de un presente que no acaba de encajar bien las políticas de género y el papel de la mujer en la actualidad.