Blaze | Reconstruyendo a Blaze Foley, una leyenda del country 

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Rosana G. Alonso

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Con la biopic sobre Foley Blaze, un compositor de country poco conocido, Ethan Hawke coge carrerilla como director

Cuando Blaze murió por la herida de un disparo de bala en 1989, su música no podía encontrarse en las tiendas de discos. Sin embargo, gracias a sus incondicionales, de forma póstuma, se reeditaron algunos de sus viejos temas. La carrera musical del compositor e intérprete de country no es sin embargo el tema central de esta película de Ethan Hawke. El propósito es dar a conocer al público la persona que fue y que inspiró sus temas musicales, entrando en el terreno emocional, escarbando en su personalidad, y enfrentándola en un juego de espejos que nos deja tres perspectivas diferentes.

A través de estos tres enfoques poco a poco vamos conectando con la figura de Blaze, hasta tal punto que cuando llega el desenlace final creemos tener una visión bastante completa de su biografía. Por un lado, Hawke entra de lleno en la historia romántica que el músico vivió junto a Sybil Rosen, situándola en el centro de toda la película. A este relato le favorece indudablemente la cromática sepia que impregna toda la cinta de una afectiva melancolía, y que aquí hace resaltar los momentos más idílicos de la pareja, que vive, en la más absoluta libertad, en una cabaña en el bosque. Un recurso que funciona y no resulta especialmente cándido porque sirve de trampolín para el drama que se avecina.

Pero el perfil que dibuja Ethan Hawke, que está empezando a coger carrerilla como director, en un momento en el que está atravesando por una etapa envidiable como actor [su reciente personaje en El reverendo todavía resuena como uno de los más logrados de su trayectoria] va más allá del romance. Así, recrea una entrevista de radio en la que se evoca al también músico Townes Van Zandt y destaca, en un lugar privilegiado, el último concierto que dio Foley antes de que, de forma accidental, se viese envuelto en una trifulca que puso fin a su vida, cuando todavía no había cumplido los cuarenta años.

Solo el casting deja un poco que desear, en el sentido de que el actor Benjamin Dickey que interpreta a Blaze, no se puede decir que se le parezca demasiado. En principio, porque se le representa mucho más grande de lo que era, e incluso se le personifica con un temperamento dudosamente atribuible al músico. Sin embargo, al ser una personalidad prácticamente anónima para el gran público, esto acaba por no tener importancia. Además, Dickey empatiza con el espectador en la construcción de un personaje que moldea a su gusto, haciéndolo suyo. Por otra parte, el tándem que forma junto a Alia Shawkat, que está formidable, es una de las grandes bazas de la película. Juntos tienen algunas escenas memorables que desentrañan, más allá de lo personal, la trascendencia musical de Blaze. Y conseguir esto, en una cinta con una narrativa compleja que sobrevive en la edición, tiene mucho mérito.
 

Tráiler de Blaze | StyleFeelFree Youtube