La gracia de Lucía | El destello de Rohrwacher 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Alba Rohrwacher deslumbra en ‘La gracia de Lucía’. La actriz es sin duda la gema de una comedia con grandes escenas, pero que pierde su arrojo inicial según se acerca al final

Hay películas que se crecen según avanzan y otras que entran con mucho aplomo para luego ir perdiendo el ritmo, no tanto por decisiones técnicas o de edición, como por falta de ímpetu en la escritura del guion. Esbozada como idea argumental, sin entrar en pormenores, La gracia de Lucía, especialmente por la relación de Lucía (Alba Rohrwacher) con la Virgen (Hada Yaron) se antoja como una cinta muy fresca y divertida. De hecho, el formidable talento de la actriz Alba Rohrwacher que interpreta aquí a Lucía, se magnifica. Rohrwacher está espléndida, y si ya habíamos atisbado su consistencia como actriz en muchos de los papeles que interpretó, entre los que destacan los que realizó bajo la batuta de su hermana, la fabulosa cineasta Alice Rohrwacher, ahora no queda ninguna duda con este principal que le permite desatarse por completo. Es por ello que cuando la película de Gianni Zanasi empieza a dar rodeos y aparta a un lado a los personajes de Lucía y la Virgen, como espectadora no pude evitar sentir cierta decepción.

Un caso bastante más llamativo que este fue con Sing Street de John Carney. Ambientada magníficamente y con una historia que parecía fluir sola, llegado el desenlace Carney no supo estar a la altura y cerró como fue capaz un relato que no se merecía acabar de tal guisa. No llega a ser tan bochornosa la salida de La gracia de Lucía, al menos no es tan evidente. Pero sí que se resiente el guion hacia el final porque cuando se esperaba que los personajes de Lucía y la Virgen cerrasen semejante tinglado con alguna descabellada e inesperada situación que ordenase el desbarajuste, Gianni Zanasi y sus colaboradores en la escritura del guion, prefieren robarles el protagonismo dejando a Elio Germano y Giuseppe Battiston todo el mérito.

Algunas de las escenas que ponen de relieve la relación entre Alba Rohrwacher y Hada Yaron nos traen a la memoria los mejores diálogos de algunos de los filmes, de los setenta y ochenta, de Woody Allen, por eso era lógico pensar que no iban a ser absorbidas por una heroicidad masculina que revienta todo pronóstico. La sensación que tengo es que a Zanasi su idea de construir una espléndida Virgen que es metáfora de la conciencia perdida, en este caso de Lucía, finalmente le queda grande. Le queda grande, para ser exactos, el personaje de Lucía. Y en lugar de enfrentarse a él decide darle carpetazo, cuando tenía entre sus manos una joya que no hace más que dar destellos. Destellos que son como rayos de sol que armonizan muy bien con la puesta en escena y la fotografía, muy meritorias, favoreciendo una atmósfera relajada y cálida. En realidad, lo que podría haber sido una de las grandes comedias del año, acaba siendo una película que tiene grandes aciertos, pero que no acaba de ser tan valiente como parecía, lo cual no impide que pueda ser del agrado de gran parte del público aficionado a la comedia. Por mucho que llegado el colofón, pierda toda la magia. En ocasiones, tampoco se pide tanto.
 

Tráiler de La gracia de Lucía | StyleFeelFree Youtube