La casa de Jack | Volver sobre los propios pasos 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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En ‘La casa de Jack’ el cineasta danés Lars von Trier parece volver sobre ‘Nymphomaniac’ para rehacer su modus operandi y convertirlo en un espléndido filme que mira directamente a las psicopatologías humanas

Decía en alguna ocasión que Lars von Trier desde Manderlay no había vuelto a firmar un trabajo encomiable. Revisionando nuevamente sus filmes más recientes encuentro en Nymphomaniac una narración muy similar a la de su nuevo trabajo, La casa de Jack. Pero si en aquella ocasión las continuas digresiones ofuscaron su intención de analizar las psicopatologías humanas, ahora el relato fluye pasando por encima de una dictadura de la moral que tiene sus evidentes riesgos de caer en el cliché de la pornografía. Von Trier, no obstante, en esta nueva entrega analiza bien el tono insuflando a La casa de Jack de una aguda ironía que le permite tomar licencias. Todas. Hay algo claro en su modo que personalmente encontré absolutamente inspirador en Los idiotas. El cine sirve para hablar de cosas de las que no se puede hablar. Y además, se puede hacer de una manera que hasta ahora, nadie se había atrevido a hacer. Los tabúes solo se pueden enfrentar directamente. Con evasivas siguen permaneciendo como tabúes. Dogma que ha resultado también en el caso del cineasta Nicolas Winding Refn, otro danés que parece seguir su estela, siendo capaz de ser muy exigente con su obra, tomando licencias que espantarían a muchos.

Y además, en La casa de Jack, Von Trier demuestra que él mismo es su mayor crítico. Aquí parece analizar sus últimas cintas para enfrentarse a ellas y readaptarlas. No se aparta de su camino, sino que vuelve sobre él para hacerlo más liviano. Y le sale excepcionalmente bien. Entre otras cosas, porque en esta ocasión el cuentacuentos (el mismo Jack protagonista interpretado por un hilarante y excepcional Matt Dillon en uno de sus mejores papeles desde Drugstore Cowboy de Gus Van Sant) y el oyente (un misterioso personaje de nombre Verge) se apartan a un lado para seguir la historia desde fuera y colorear, únicamente con matices, ciertos aspectos circundantes a la misma que encuentran su momento oportuno.

En La casa de Jack el orden prevalece. Planteada a través de lo que Lars von Trier estructura en cinco incidentes que transcurren a lo largo de doce años, el seguimiento del relato no se ve interrumpido hasta el epílogo final. Entonces descubrimos fehacientemente el sentido de ese personaje (Verge) que escucha a Jack. Así, nos retrotraemos a La divina comedia de Dante Alighieri entrando en un Infierno que no acaba de tener un diseño de producción a la altura, pero que sin duda encumbra a La casa de Jack como uno de los mejores trabajos de Lars von Trier de los últimos años. Quizás flaquea un poco el epílogo para poder decir que el danés vuelve a firmar una obra maestra. Pero casi. Después de esto incluso me atrevería a decir que vería con gusto una tercera parte de Nymphomaniac en la que Charlotte Gainsbourg podría acabar convirtiéndose en una réplica de Jack. Todas las oportunidades pueden ser pertinentes para alguien que es capaz de volver sobre sus propios pasos para analizarlos con afán de aprender. Otros cineastas deberían de tomar nota.
 

Tráiler de La casa de Jack | StyleFeelFree Youtube