Mary Shelley | Tras los pasos de Frankenstein 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Alzando la voz, la cineasta saudí Haifaa Al-Mansour coloca el Frankenstein de ‘Mary Shelley’, y a su creadora, donde le corresponde

Mucho se sabe del personaje de Frankenstein y poco, en realidad, de Mary Shelley, nombre de casada de Mary Wollstonecraft Godwin. Por eso la película dirigida por Haifaa Al-Mansour, una cineasta saudí que como el propio personaje desafió los dictámenes de su propia cultura, llega en un momento en el que hay mucha expectación por conocer esos grandes personajes femeninos, escondidos tras sus creaciones. Pocos sabrán, por ejemplo, que a principios del siglo XIX, en plena efervescencia del Romanticismo, hace ahora más de 200 años, una mujer de tan solo 18 años creó el personaje de Frankenstein inspirado en su propio sentir. Un monstruo inadaptado en una sociedad que no se adecuaba a sus necesidades. Fácil de entender, cuando en pleno siglo XXI el mundo sigue siendo un lugar extraño, cuando sus dictámenes sociales siguen poniendo muchas trabas a no pocos recorridos individuales.

Mary Shelley, la película, argumentalmente no se resiste a los dictámenes de la industria, es regia en su estructura y se desenvuelve con las características de un drama romántico y heroico. Ello no impide que según avance y se van revelando los desafíos a los que se enfrenta el personaje interpretado por Elle Fanning, con suficiente voluntad para no decepcionar al espectador, crezca la tensión argumental y podamos fijarnos en los significativos detalles que colorean un relato épico que se adecúa a un feminismo de solidaridad y empatía entre mujeres. Aquí es donde personalmente conecté con esta narración. Aunque los personajes de Claire y Mary tienen visibles diferencias y hay algún momento en el que se duda del camino que tomará la historia, finalmente el guion sabe manejar con destreza y comprensión estos asuntos para que la trama no se desborde y caiga en la frivolidad, en la que fácilmente podría derivar una película de estas características. En realidad Mary Shelley sabe hasta dónde puede apretar y cuando empezar a aflojar para no perder el ritmo, que es formidable. Una cinta para todos los públicos que no tiene la altura de La bicicleta verde (Wajda), debut por la puerta grande de Al-Mansour, pero que tiene la autoridad de estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, para deshilvanar una exposición que tiene el arrojo del Madame Bovary de Sophie Barthes, interpretado por Mia Wasikowska, otra actriz que también hubiese estado espléndida en el papel de Mary Shelley.

Quizás después de ver Mary Shelley en la gran pantalla, queramos releer Frankenstein atendiendo a otras lecturas. Algo que ya habían propuesto estudiosos de la obra y que vuelve a plantearse, pero en el presente actual, sin vacilaciones. Lo que plantea otra pregunta, ¿por qué se ha tardado tanto tiempo en reconocer que Frankenstein era la voz ahogada de su creadora? De ahí a redescubrir otras autoras para reinterpretar sus trabajos, solo hay un paso. Mary Shelley, apunta pistas.
 

Tráiler de Mary Shelley | StyleFeelFree Youtube