McQueen | Despejar la x 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Entremezclando vida y obra, Ian Bonhôte y Peter Ettedgui firman el documental sobre ‘McQueen’ con una intrépida narrativa, despejando todas las incógnitas alrededor de su muerte

Hace casi una década la noticia del entonces incomprensible suicidio de Alexander McQueen creó muchas incógnitas a su alrededor. ¿Por qué habría decidido poner fin a su vida un diseñador tan brillante, que había conseguido lanzar su propia firma y ser admirado por toda la industria de la moda? Era algo incomprensible. Ahora el documental McQueen, sobre su vida, las despeja por completo, haciendo un audaz recorrido por su vida-obra y dando voz a sus colaboradores, entre los que destaca el español Sebastián Pons.

El legado que dejaba en 2010 a pesar de una trayectoria no muy larga _ alrededor de quince años _ pero muy intensa, no obstante, era enorme. Todavía recuerdo la sensación de descubrir, a finales de los noventa, su trabajo. Para mí, que entonces era una aficionada a la moda, más atraída por sus sombras que por sus luces, por lo que tenía de no-moda, de rebelión, de relato, de lugar de juego y experimentación, de artístico que busca traspasar los propios límites del arte a través de un soporte dinámico que le es impropio, Alexander McQueen era uno de los mayores referentes. Había otros diseñadores que también estaban realizando una labor excepcional con una concepción de la moda puramente artística. Pero las pasarelas de McQueen, tanto desde Givenchy como desde su propia firma, convertidas en un lugar performático, eran un punto y a parte. Como muestra, solo hay que recuperar a la modelo Shalom Harlow, tratando de defenderse de dos robots pintando con aerosol su vestido blanco inmaculado, sellando de forma brillante la colección primavera-verano de 1999, en un desfile para la posteridad. Exótico, sensual, exuberante, romántico, fetichista. Como los siguientes. Siempre, hasta poco antes de su muerte, superando todo pronóstico y con afán de no quedarse en un lugar cómodo.

No seré yo, en cambio, quien diga que fue el primero en cambiar la concepción clásica de la moda, porque sería olvidarnos de otros diseñadores anteriores a él que cortocircuitaron la pasarela. No se puede olvidar, por ejemplo, la importancia de Vivienne Westwood en la moda inglesa que visiblemente fue un referente para el propio McQueen, de los japoneses en París en los años setenta y ochenta, así como de otros jóvenes diseñadores, contemporáneos al creador, promocionados por escuelas de renombre, en un momento en el que el mundo estaba cambiando. El mérito y la impronta de McQueen, sin embargo, es incuestionable. Y atreverse a hacer un documental sobre su figura sin caer en trampas puramente comerciales, como destacar la superviviencia de la firma tras su fallecimiento, tiene un mérito enorme.

Ian Bonhôte y Peter Ettedgui que firman el documental McQueen hacen un trabajo brillante, con una intrépida narrativa, que emociona a los que, en su momento, nos emocionamos con los mundos imaginarios del diseñador, poblados de seres fantasmagóricos. Entremezclando vida-obra, como no podía ser de otra forma en una trayectoria en la que no había líneas divisorias entre lo personal y lo profesional, es una película que no decepcionará a nadie, proporcionando, a los que no estén familiarizados con la trayectoria del diseñador, suficientes herramientas para conocer a fondo al enfant-terrible de la moda inglesa que conquistó a París y al mundo entero. McQueen, el documental, no se deja nada en el tintero. Y sí, despeja todas las incógnitas que se formaron aquel fatídico 11 de febrero de 2010.
 

Tráiler de McQueen | StyleFeelFree Youtube