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La influencia que ejerció en Picasso la obra de Toulouse Lautrec es evidente. Así puede constatarse en la exposición ‘Picasso/Lautrec’ en el Museo Thyssen-Bornemisza
La relación entre Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901. Francia) y Pablo Picasso (1881-1973. España-Francia), en el plano personal, no existió. Muy improbable, por otra parte, ya que cuando Picasso llegó a Paris por primera vez en Octubre de 1900, Lautrec acababa recientemente de pasar por una clínica para desintoxicarse y poco después, en 1901, fallecería con tan solo 36 años, dejando tras de sí una de las obras más extraordinarias de las dos últimas décadas de un siglo XIX que se alarga hacia la nueva centuria. Lautrec apuraría hasta el final de su último aliento su trazo sobre el lienzo y el papel, en donde quedarían plasmadas sus valientes disertaciones sobre la condición humana, aquella superviviente, en las mismas cloacas, de un mundo que el pintor de la bohème veía artificialmente esplendoroso en la década de los noventa del XIX, pero del que se contagiaría introduciéndose en él sin afán moralista.
En ese camino que transitó el francés, señalaría los preceptos, ya perfilados en la síntesis del trazo, de una modernidad que Picasso, de pleno en un siglo XX en el que dejaría su huella, haría suya. Una modernidad que el autor de Les Demoiselles d’Avignon buscaría domar con un pincel que poco a poco se iría transformando en látigo para superar sus primeras e inevitables influencias, que no obstante, hacen posible que sean congruentes muestras como la que propone el Museo Thyssen-Bornemisza: Picasso/Lautrec. Punto final. La simbiosis es eminentemente gráfica y efectiva. Si bien, hay un interés de destacar la obra del alumno frente a la del maestro. Y aunque quizás la exposición llega a ser redundante en temas que prácticamente se pueden sintetizar en uno solo: la búsqueda de la verdad en las cloacas de una sociedad entregada al pecado original; es no obstante lúcida en la comparación. El ser humano aquí tan atemorizante como frágil, según el caso y el momento.
El primer caso de estudio, Toulouse-Lautrec. Comienza a dibujar a una edad muy temprana con una tenacidad y resolución extraordinarias como lo prueban su magnífica técnica al óleo pintando caballos y jinetes con tan solo 15 años. Su mirada, generalmente ahonda más en la fragilidad que la de Picasso, aunque este, en la época azul, también mostró una vivacidad emotiva y pesarosa que nada tendrá que ver con la violencia manifiesta posterior. De suponer, el escrutinio de Lautrec sobre las emociones latentes, por sentirse al margen de lo establecido, podría estar motivada por su propia condición física y su desapego a los condicionantes de la clase social a la que perteneció. Esto es factible comprobarlo no solo en esta correlación, si no en el museo dedicado al artista en Albi (Francia), que recientemente he tenido ocasión de disfrutar, pudiendo descubrirle más allá de sus consagradas litografías y temáticas.
El malagueño, en cambio, se enfrenta a la escena, generalmente, como un toro de lidia frente al matador. Algo que se evidencia sobremanera en las últimas salas de la exposición Picasso/Lautrec que figura bajo el título de Eros recóndito y se consagra a los últimos trabajos de Picasso, rotundamente independientes en la técnica. Entre estas obras de síntesis final destaca La serenata, 1965; Venus y Cupido, 1968 y La pareja, 1969, delirante tanto en la composición como en el cromatismo, evidenciándose la distancia entre dos artistas a los que les une su interés, para empezar, por el dibujo; y especialmente, por los temas y procedimientos: el erotismo, la verdad, el movimiento (fluido en Lautrec, abrupto en Picasso), la ironía, la agudeza y los secretos escondidos en el rostro humano y la decadencia del cuerpo arrastrándose hacia su condición sexual.
Otro análisis pasaría por analizar la muestra en clave feminista y ver la mirada dominante del artista, a lo largo de la historia del arte, frente a la mujer, condenada a ser objeto y en cambio, arrolladoramente carnal. Primero en Lautrec; y después, en un Picasso más demoledor. La retratada, por estas épocas, apenas tenía posibilidad de escape a su condición de género, condenada a ser más que musa, materia de deseo. Salvo cuando en el delirio del cuerpo aceptaba que todo, al fin y al cabo, es representación; y se dejaba retratar por artistas que observaban el espectáculo de la modernidad, en el que la mujer, siendo secundaria, era la protagonista absoluta. En Picasso/Lautrec. O si se prefiere, a la inversa.
Título: Picasso/Lautrec
Artista: Henri de Toulouse Lautrec y Pablo Picasso
Comisariado: Francisco Calvo Serraller y Paloma Alarcó
Lugar: Museo Thyssen-Bornemisza
Fechas: 17 de octubre de 2017 al 21 de enero de 2018
Horario: de martes a domingo, de 10 a 19 horas; sábados, de 10 a 21 horas
Principales prestadores: Museo Picasso (Barcelona), Courtauld Institute of Art (Londres), Museum of Fine Arts (Budapest), Museum Berggruen (Berlín), Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand, Musée d’Orsay (Paris), The Museum of Modern Art (Nueva York), The Metropolitan Museum of Art (Nueva York), Baltimore Museum of Art, Denver Art Museum, Los Angeles County Museum of Art, Hammer Museum (Los Ángeles), The J. Paul Getty Museum (Los Ángeles), Norton Simon Museum of Art (Pasadena), The Rhode Island School of Design Museum (Providence), San Diego Museum of Art, Museum Frieder Burda (Baden-Baden), Von der Heydt-Museum (Wuppertal), Foundation E. G. Bührle (Zúrich), Kunsthaus Zürich, Fundación Almine y Bernard Ruiz Picasso para el Arte, The State Pushkin Museum (Moscú).
Precio [entrada a exposición]: 12 € (general) / 8 € (reducida: mayores de 65 años, pensionistas, estudiantes previa acreditación y familias numerosas) / gratuita (menores de 12 años y ciudadanos en situación legal de desempleo)