Demasiado cerca (Tesnota) | Nuevos tiempos para el cine 

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Rosana G. Alonso

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‘Demasiado cerca (Tesnota)’, el primer largometraje de Kantemir Balagov, fluye y respira en un espacio en el que destaca la asombrosa interpretación de Darya Zhovner

La población judía rusa de Nalchik, en Kabardino-Balkaria, a finales de los noventa, está bastante extendida. Después de la Segunda Guerra Mundial y la invasión del Cáucaso, los que sobrevivieron, crearon una importante comunidad en el territorio. Sin embargo, los secuestros son, por esta época, un dramático episodio al que tendrá que enfrentarse la familia judía protagonista de Demasiado cerca (Tesnota), una historia con un notorio grado de realismo con la que debuta Kantemir Balagov, protegido de Aleksandr Sokúrov, que consigue hacer de su estreno una inmejorable carta de presentación, especialmente, por la elección de Darya Zhovner en un personaje central que acapara toda la atención.

En un año que despedimos con algunos enormes personajes femeninos, Demasiado cerca llega a las salas a tiempo para hacer balance de la evolución de las caracterizaciones de las actrices en los relatos cinematográficos, en un siglo XXI que se está preparando para lo que posiblemente se consolide como una realidad, en la década de los años veinte que se avecina; ya que los realizadores más jóvenes y en general, las mujeres cineastas, parecen los más comprometidos con el necesario cambio en los roles y con una apuesta por un realismo, a veces hiperreal o incluso esperpéntico.

Aun así, hay que reconocer el valor de algunos cineastas que siempre han mostrado un compromiso importante en estas cuestiones. Uno de los mejores ejemplos lo podemos encontrar en los hermanos Dardenne. No en vano Kantemir Balagov asegura haberse inspirado en la interpretación principal de Rosetta, que por cierto, parecía haberse nutrido de Sandrine Bonnaire en Sin techo ni ley, una de las cintas imprescindibles de Agnès Varda. Rosetta, en los años noventa del pasado siglo, fue sin duda uno de los rostros más sólidos y comprometidos de la cinematografía en un momento en el que todavía primaba la adulteración en las caracterizaciones de mujer. Con el mismo ímpetu y arrojo que Émilie Dequenne, Darya Zhovner seduce aquí a la cámara desde el principio marcando el ritmo, con una actitud desafiante, que rompe moldes y estructura la cinta en base a un realismo que se percibe desde el primer instante. El resto, es cuestión de estilo y enfoque. Y tanto los movimientos de cámara, como el encuadre, como el sentido del color y el fabuloso vestuario que propone Lydia Kryukova, contribuyen a que Demasiado cerca sea una película de un naturalismo que fluye y respira.
 

Tráiler de Demasiado cerca | StyleFeelFree Youtube