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Ciudad universitaria y multicultural, Toulouse permite disfrutar de un recorrido que se adapta a todos los gustos, y que inevitablemente acaba a orillas del Garona

Aunque últimamente menos hospitalaria, con la presencia del ejército patrullando sus calles, desde los atentados que tuvieron lugar en Francia en el 2015, Toulouse sigue siendo una dinámica capital de la región de Mediodía-Pirineos (Midi-Pyrénées), que parece revivir la década de los noventa, si nos atenemos a la música que suena en muchos de sus locales de ocio. Efervescente y joven, siendo la tercera ciudad universitaria de Francia después de París y Lyon, permite diferentes recorridos que gratificarán tanto a los que rehúyan el bullicio, como a los que busquen una inmersión cultural, como a los que necesiten de encuentros sociales, en sus numerosas terrazas repletas de estudiantes.

Nuestro recorrido contempla todas las opciones empezando por la tranquilidad que se respira en el Jardín Compans-Caffarelli. Situado en la zona norte del centro, fue creado en 1980, reemplazando a los cuarteles abandonados del ejército. Hoy es un lugar especialmente atractivo porque en su interior encontramos el Jardín Japonés. Un pequeño espacio inspirado en los jardines japoneses construidos entre los siglos XIV y XVI. Desde aquí continuamos el recorrido acercándonos a orillas del río Garona para admirar las vistas desde el Puente de los Catalanes (Pont des Catalans), que nos llevará al margen izquierdo donde visitaremos Les Abattoirs.

Les Abattoirs es el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Toulouse que desde 2000, en los antiguos mataderos reacondicionados, lleva ofreciendo una interesante oferta de exposiciones. Junto al museo están los jardines de Raymond VI, un lugar ideal para descansar un rato, previamente a proseguir nuestro periplo cultural que nos lleva a la Galerie du Château d’Eau, que se encuentra antes de cruzar el Puente Nuevo (Pont-Neuf). Esta galería, fundada por el fotógrafo Jean Dieuzaide, es el espacio dedicado a la Fotografía más antiguo y visitado de Europa y está situado en una antigua arca de agua que data de 1823, donde todavía se puede ver el antiguo dispositivo hidráulico que suministraba el agua a las diferentes fuentes y pilones de Toulouse.

Una vez cruzado el Puente Nuevo tenemos ocasión de visitar el Hotel Assézat convertido en el Museo de la Fundación Bemberg, que alberga una exposición permanente en la que apreciamos una colección de pinturas muy destacada, con obras del Renacimiento y de la Escuela Moderna Francesa. Un repertorio pictórico en el que destacan nombres como Paul Gaugin, Claude Monet, Pierre Bonnard, Edgar Degas o Henri de Toulouse-Lautrec. Este último, un artista muy representado en Mediodía-Pirineos, región en la que nació y donde tiene ubicado el museo que le rinde homenaje en la pequeña localidad de Albi. Además, en la Fundación Bemberg se organizan exposiciones temporales de gran interés. Por otra parte, están representados movimientos como el fauvismo, el impresionismo o el puntillismo; y se pueden ver, asimismo, obras del Renacimiento y distintos objetos de arte.

Otro lugar de interés cultural muy recomendado es el Convento de los Agustinos donde se encuentra el Museo de Bellas Artes, que recoge una buena compilación de obras artísticas, desde la época paleocristiana hasta los primeros años del siglo XX, permitiendo una visita muy relajante por sus jardines y conjunto monástico de los siglos XIV y XV. También merece un alto en el camino el Convento de los Jacobinos, constituyendo un ejemplo magnífico de arquitectura languedociana, así como la sede del ayuntamiento, el famoso Capitole, con su gran plaza rodeada de terrazas y sus calles aledañas peatonales.

Ya para acabar, es inevitable dejarse caer un rato por la plaza de Saint-Pierre. Ubicada en el centro de la ciudad, se convierte en un lugar imprescindible para desconectar cuando llega el atardecer, después de dar un paseo a orillas del río. Aquí los estudiantes se citan para tomar algo en sus terrazas abarrotadas, si el tiempo lo permite. Ponemos así el broche final despidiendo a la ciudad rosa europea, conocida así por el color de los ladrillos del casco viejo. Se hermana de esta forma con Jaipur y Marrakech, también conocidas por el tono rosa de su arquitectura.