El balcón de las mujeres | Resolviendo conflictos 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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‘El balcón de las mujeres’, el primer largometraje de Emil Ben Shimon, busca encontrar una salida al problema del fundamentalismo religioso en Israel, en una película que se acerca a las relaciones interpersonales, en el seno de una comunidad religiosa

Uno de los aspectos más interesantes del cine es la capacidad que tiene de transportarnos a culturas lejanas, aunque cada vez menos ya que la globalización y la revolución tecnológica han acortado distancias,  que nos muestran un local que trasciende su especificidad en las interacciones interpersonales. El balcón de las mujeres, dirigida por Emil Ben Shimon y escrita por Sholomit Nehama, nos traslada a un Jerusalén en el que todavía puede percibirse una intensa vida colectiva, con una atmósfera  acogedora y llena de texturas, muy bien representada en el filme. Un ambiente que bulle en las calles y que según Nehama está perdiéndose porque el extremismo religioso, desde hace algunos años, ha transformado sustancialmente la idea de una comunidad pletórica que entiende las necesidades individuales, o de diferentes colectivos, como una forma de contribuir personalmente a un bien común, que rehúye lo dogmático, si bien tiene sus códigos y representaciones que hacen que perviva la idea de comunal.

Bajo esta mirada que se sustenta entre una añoranza de tradiciones bien entendidas y la constatación de ver como estas van dejando paso a peligrosos extremismos, el argumento de El balcón de las mujeres  trata de buscar una solución a los conflictos que van surgiendo en una trama que se aletarga, pero que finalmente se convierte en estímulo ya que se busca el consuelo en la expiación de ese social que cada vez tiende más a ampararse en los extremos que encuentran un alivio a una globalización, que en su vertiente negativa, ha llevado a un imperialismo económico. El punto medio que en El balcón de las mujeres  se materializa en la búsqueda de soluciones, es un buen lugar desde el que arbitrar la historia, si bien también existe el riesgo de quedarse en una tierra de nadie que más que explicar la realidad, se refugia en una superficie que aunque reconforta, no va más allá. A pesar de ello, el tono de humor y la presencia de un elenco femenino empoderado con una enérgica Evelin Hagoel, consigue levantar una cinta que parece tener más influencia del cine francés que de esa oleada de directores que están poniendo el cine de Oriente Próximo y Medio, especialmente el de factura turca, iraní, india e israelí, en los primeros lugares de la cinematografía internacional, con películas como El Viajante, de Asghar Farhadi, que acaba de alzarse con el Óscar a mejor película de habla no inglesa.
 

Tráiler de El balcón de las mujeres | StyleFeelFree Youtube