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El artista vasco Txomin Badiola ocupa el Palacio de Velázquez con ‘Otro Family Plot’, una exposición que explora su condición de artista a través de otros creadores
El atractivo revoltijo que compone la exposición retrospectiva de Txomin Badiola Otro Family Plot, ideada específicamente para el Palacio de Velázquez del Parque del Retiro de Madrid, no solo es formal aunque a primera vista pudiera parecerlo. Txomin Badiola, heredero de Oteiza, perceptiblemente no tanto en lo representativo o conceptual como en lo emocional, y a quien comisarió en los años ochenta la muestra Oteiza: Propósito experimental, tiene clara su identidad fragmentada y reconstruida por otros artistas en los que se inspira así como otros con los que colabora. Entre todos conforma su familia con la que trama el qué y averigua el quién, de ahí el título de la exposición. Un modo este de configurar una suerte o infortunio de ideas en miscelánea fraguadas por una cantera vasca de creadores que aquí, bajo las directrices de Badiola, en estrecha colaboración con João Fernandes, comisario de esta muestra y subdirector del Museo Reina Sofía, derivan en un espacio de negatividad o vacío en donde desembocan los cuestionamientos, y en el que coincide también con Oteiza. Si bien, como explica Borja-Villel, director del Reina Sofía “mientras Oteiza parte de la extracción, Txomin Badiola se basa en la acumulación” que conduce a un acaparamiento de conceptos, de cosas que dejan de serlo para ser otras, siendo al mismo tiempo lugares donde llueven las referencias de diferentes tipologías, a veces figuradamente evidentes como pudiera ser Fassbinder, quizás en El escultor (juega al otro) o en la deconstrucción de trabajos de ebanistería algunos de ellos realizados con sillas Jacobsen o Eames y que comparte con artistas como Doris Salcedo, por poner un ejemplo.
A estas influencias hay que añadirle otras que pudieran estar más en una base de afinidad idearia que determinativa en la forma. Entre estas destacan las referencias a Malévich o, recurriendo al cine, podríamos incluso encontrarnos con Godard o Pasolini, según expone su comisario. Los caminos que se proponen para abordar la obra, para solucionarla, se encauzan desde la indeterminación. Por ello el mismo artista admite que “nunca he tenido la sensación de tener controlado nada, ello me ha llevado a considerar la experiencia del otro. Así, decidí este descentramiento de mi mismo hacia los demás”, afirma. Se presentan entonces territorios de lo común explorados desde un País Vasco de conflictos y conformidades entre iguales que concuerdan en un ideario identitario que no obedece a normativas específicas, sino a resultados visibles que preservan precisamente esa identidad dislocada en la que los otros pudieran ser ellos, desde el punto de vista del espectador. Esos otros son los que explican, junto a Txomin Badiola, la complejidad de un mundo propio resuelto en obras complejas presentadas como generadores de conflictos adoptados en una comunidad que vigila su fuerza centrípeta desde el mismo centro, a pesar de que los asuntos que cuestiona están descentralizados.
La gran familia de artistas vascos
Cuestiones que se pueden ver en el Palacio de Velázquez a través de ocho grandes áreas que son una representación de 35 años de trayectoria profesional dilucidados por una familia artística, elegida por el propio artista, que pone de manifiesto a otros creadores vascos como Ana Laura Aláez, Ángel Bados, Jon Mikel Euba, Pello Irazu, Asier Mendizabal, Itziar Okariz y Sergio Prego. Aliados de un complot resolutivo que recrean en conjunto “un gran retrato de Txomin Badiola por Txomin Badiola, con otros artistas”, resume Borja-Villel. O como define João Fernandes, un “mosaico de alteridades” que resultan ser producto de “una lucha y conflicto para asumir decisiones en una ciudad devastada que coincide con la transición”, ejemplo de una “modernidad en ruinas que tiene que renacer”, explica el comisario de la muestra. Y que de hecho renació reinventándose en los años noventa en torno a un Museo Guggenheim como signo y símbolo del trasvase hacia la posmodernidad. En esta exposición de Txomin Badiola ejecutada por dicha familia o comunidad de artistas, el trayecto comienza con sus primeros trabajos que resultan en la serie Bastardos (1984) a sus últimos proyectos como Lo que el signo esconde (2010) que desembocan en un cuestionamiento de las propias ideas, mientras se defienden cuestiones como la apropiación, la aceptación del error o el capital simbólico frente al arte de consumo, resultado de una globalización que degeneró en un capitalismo ciclópeo. El yo ramificado en otros yoes próximos al artista, iguales en su afinidad para con un territorio que les define, no deja de ser el estudio de una biografía siempre vinculante a los otros, en territorios específicos, con necesidades específicas.
Obra: Gimme Shelter, 1999 de T. Badiola | Foto: © R.Xo para StyleFeelFree
Vista de la exposición T. Badiola. Otro Family Plot en el Palacio Velázquez | Foto: © R.Xo para StyleFeelFree
Título: Txomin Badiola. Otro Family Plot
Artista: Txomin Badiola
Comisariado: João Fernandes
Lugar: Palacio de Velázquez del Parque del Retiro
Fechas: 22 de Septiembre de 2016 – 26 de febrero de 2017
Entrada: acceso libre