Mayo de 1940 | Tibia representación del éxodo francés de los cuarenta 

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Rosana G. Alonso

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Christian Carion reconstruye el éxodo de Francia en ‘Mayo de 1940’ como consecuencia de la invasión alemana, una trama que estando como está de actualidad con los refugiados sirios, se filtra desde una nostalgia azarosamente endulzada

La década de 1940 con el gran éxodo que vivió Europa, no solamente Francia, es un período que visto con ojos actuales, no resulta tan extraña como podría resultar hace una o dos décadas cuando la información era bastante más unidireccional y las economías no habían tomado el cariz monopolista que sufrimos ahora. Al éxodo sirio motivado por una guerra que no parece tener fin y de la que hemos sabido por las noticias de medios generalistas en los últimos meses, cada vez está más cercano que las migraciones se produzcan además de por las inminentes guerras, por el cambio climático propiciado en parte por los tratados de libre comercio. En este sentido, Mayo de 1940  se vuelve una película necesaria que bien podría explicar el drama de estas masivas y obligadas huidas como consecuencia de desafortunadas políticas que convierten a la ciudadanía en títeres del poder.

El director de la reconocida Feliz Navidad  en cambio ha optado por conferir a esta película de un halo de cierta placidez romántica inspirada en los recuerdos de su familia que convierte a Mayo de 1940  en una cinta que no deja de ser demasiado liviana para el peso de la trama que la sustenta, incluso aunque es evidente el esfuerzo de Christian Carion de buscar el contrapunto en uno de los protagonistas, un alemán opositor al régimen nazi  August Diehl  que llega a Francia con su hijo huyendo de sus compatriotas. A pesar de ello y si bien, ciertamente, el éxodo francés de Mayo de 1940, como muchos historiadores reconocen, fue un período complejo no exento además de desventuras, de momentos que propiciaron la hospitalidad, la camaradería y los afectos; es sustancial la poca intención de profundizar en uno de los episodios del siglo XX que más marcaron a Francia. Una falta de ambición que se extiende en planicie por medio de fáciles ecuaciones que acostumbran a funcionar en pantalla, perturbando además a todos los elementos narrativos a su paso, algunos logrados como la emotiva música de Ennio Morricone o las reales localizaciones que sitúan la película en la región francesa de Pas-de-Calais. Quizás en un intento desmedido de volver el filme más cercano al espectador, el realizador francés en la tónica del reciente cine francés que llega a nuestras pantallas, prefiriese no arriesgar en fórmulas representativas que pudiesen profundizar más acertadamente en las sinrazones de una época convulsa que bien podría explicar esta, entrando a fondo en las problemáticas sociales actuales.
 

Tráiler de Mayo de 1940 | StyleFeelFree Youtube