Las estaciones | Belleza robada 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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En ‘Las estaciones’, Jacques Perrin y Jacques Cluzaud incurren en los mismos aciertos y desaciertos que en Océanos. Imágenes espectaculares que nuevamente vuelven a estar enturbiadas por la presencia humana

La belleza de la naturaleza es indiscutible. Ya sea en las profundidades de los Océanos, en la infinitud de la atmósfera terrestre o sobre la tierra que pisamos en ecosistemas vegetales, perderse en estos hábitats siempre es un placer sensorial. Por otra parte, la tecnología audiovisual ha mejorado tanto en los últimos años, que permite capturar los milagros de estas realidades naturales con vívido realismo, tal como nos tienen acostumbrados los franceses Perrin y Cluzaud, responsables de Océanos  y Nómadas del viento, dos cintas que dejan tras de sí espectaculares imágenes que además nos descubren sorprendentes seres vivos con los que compartimos un mismo planeta.

En Las estaciones, como en el anterior trabajo de los franceses, a penas si se escucha una voz narrativa, lo que vuelve a demostrar que perfectamente se puede contar una historia sin interferir con un guion literario. De hecho, la única entrada de voz necesaria pronunciada en la versión en castellano por Elena Anaya, resulta la que introduce la historia. Un viaje a través del tiempo que comienza cuando la edad de hielo se acaba, comenzando así el ciclo de las estaciones y con las estaciones, la evolución de la flora y la fauna en un bosque inmenso, luego transformado en campo por el hombre. La historia no resulta en cambio suficientemente explicada visualmente, ni tan sorpresiva como anteriores trabajos, aunque la fuerza de algunas imágenes sigue siendo colosal. Un impulso ensombrecido además por la presencia humana. Precisamente en este último documental Perrin y Cluzaud vuelven a cometer el error de enturbiar tanta belleza por querer incidir demasiado en un mensaje revestido y manipulado por actuantes bastante mal caracterizados. Por ello, lo que se preveía un documental de naturaleza, acaba en el tramo final, convirtiéndose en una película ficcionada y sermoneada con un epílogo que en lugar de levantar conciencias las perturba, no dejando paso a una reflexión individual, sosegada y meditada como consecuencia de una cinta pulida que dejase ver, a través de imágenes meticulosamente elegidas y editadas, en qué estamos transformando el prodigioso paraíso que sucedió a un invierno de más de 80.000 años.
 

Tráiler de Las estaciones | StyleFeelFree Youtube