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Siguiendo el sistema tradicional de las cortinas, la moda se abre a nuevas posibilidades que juegan con la complejidad de los frunces
Tal cual. El método usado para que las cortinas puedan fruncirse según las necesidades lumínicas, ahora se extiende al vestir y no sólo por razones estéticas. Respaldado por la moda sporty, la confortabilidad en el vestir es un reclamo en alza y los frunces ajustables que se consiguen imitando el sistema tradicional de las cortinas, es decir mediante un canalillo que daja pasar un cordón o tira, son una buena forma de interactuar con la ropa y adaptarla a las necesidades o gustos de cada uno. Así, en algunos casos, una misma prenda puede tomar distintas formas. Por eso, con esta solución ya no nos limitamos a llevarla sino que la acomodamos a nuestra forma de vida, ciñéndola al gusto, decidiendo la intensidad del frunce y su resultado final.
CLAVE:
Opta por tejidos naturales para una imagen más eco-friendly o bien por fibras sintéticas si prefieres un estilo futurista
Se puede aplicar a la cintura como forma de sujeción de pantalones y faldas que no precisan de otros ornamentos como botones y cremalleras por lo que la tendencia apunta hacia un nuevo minimalismo no obvio a primera vista que prescinde de fornituras y resuelve el patronaje sin excesivas complejidades. Un simple rectángulo de tela y voilá, una falda que se frunce y puede atarse a la cadera o cintura aportando un aire bohemio, deportivo o campestre. Nada más sencillo y efectivo. Pero también tiene su vertiente estética. Por ello, otras opciones más originales y que permiten infinitas posibilidades, son los apliques de fruncidos en lugares estratégicos y generalmente no aprovechados. Sirven para crear volúmenes y formas únicas que no tienen por qué tener una funcionalidad sino un simple efecto estético. Lo importante es reconocer donde apretar y donde soltar para que la armonía no esté reñida con el desahogo. Pero definitivamente, en el juego de estrechez-holgura participan las reglas del gusto y los valores personales.