Marcel Broodthaers, iconoclasta del siglo XX 

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Rosana G. Alonso

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La retrospectiva sobre Marcel Broodthaers organizada por el MoMA en conjunto con el Museo Reina Sofía ya está accesible al público en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En octubre, llegará a Madrid

A pesar del calado que a día de hoy tiene la obra de Marcel Broodthaers (Bélgica, 1924 – Alemania, 1976), dejando tras de sí una impronta influencia en muchos artistas contemporáneos, el singular artista belga pasó por el siglo XX sin el reconocimiento que se le adjudicó a otras figuras del arte, exaltadas por las evidencias de lo coetáneo asimilable. Motivo de más para que ahora la retrospectiva que acaba de inaugurarse en el MoMA de Nueva York y que a partir de Octubre se podrá ver en el Museo Reina Sofía de Madrid, resulte fundamental para desentrañar su legado. Algo que no podía hacerse salvo franqueando un exhaustivo estudio que el MoMA, junto con el Reina Sofía, han llevado a cabo partiendo de la colección Daled compuesta por más de 60 obras de Broodthaers. Esta colección, que el museo de Arte Contemporáneo de Nueva York compró en 2011 define el arte Conceptual Americano y Europeo de los años 1960 y 1970, resultando ser un punto de partida sobre el que indagar en la obra de Marcel Broodthaers.

Fruto de este análisis comisariado por Christophe Cherix y Francesca Wilmott del MoMA junto a Manuel Borja-Villel, director del MNCARS, se muestran alrededor de 200 obras en cuatro secciones, la mayoría de ellas realizadas en el período comprendido entre 1963 hasta mediados de los setenta, años en los que las obras de Marcel Broodthaers tuvieron el mayor impacto. Si bien, también se recoge su inicial incursión en la poesía que comenzó a escribir a finales de 1940, junto a sus primeros experimentos en la fotografía y el cine. De aquí a su irrupción en las artes visuales hay un salto. En 1964 Broodthaers se presentó en la escena del arte propiamente dicha con la transformación en escultura de los ejemplares no vendidos de Pense-Bête, su último libro de poemas. A partir de este episodio, continuaría su trayectoria con muy interesantes propuestas. Tal es el caso de sus primeros objetos compuestos por conchas de mejillones y cáscaras de huevos, hasta llegar a su más ambicioso proyecto, el museo ficticio Musée d’Art Moderne, Département des Aigles (1968), momento en el que anunció que ya no era artista sino una figura de autoridad. A partir de entonces, se presentaba como director de su propio museo de arte moderno, un proyecto que realizó motivado por las protestas estudiantiles de 1968 contra la guerra de Vietnam y que finalizó en 1972 cuando concluyó su autoproclamado mandato. Volvió entonces a ser artista, pero no al uso. Su regreso a la creación artística vino precedida por el desarrollo de una nueva forma de pintar en Peintures littéraires, que dieron paso a sus últimos años marcados por sus característicos Décors, precedentes de lo que hoy conocemos como instalaciones.