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La retrospectiva que la Fundación Mapfre le dedica a la fotógrafa chilena Paz Errázuriz reconstruye el mapa social y afectivo de un Chile marcado por la dictadura de Pinochet
En la época de los selfies, la fotógrafa chilena Paz Errázuriz, una de las miradas más necesarias de una América Latina impactante visualmente en la representación del otro, prefiere cambiar el ángulo de acción. Ella, que retratando dio visibilidad a lo marginal capturado desde una empatía que busca, en palabras de Pablo Jiménez Burillo —director de cultura de Fundación Mapfre— “la comprensión y la proximidad con la gente”, ahora prefiere experimentar con el concepto tratando de resolver su lógica por el camino. Lleva más de cuatro décadas de acción desde unos setenta marcados por la dictadura de Pinochet y ha tenido tiempo de fotografiar todo lo que le ha interesado. Las afecciones que concretan su interés “se posan sobre la periferia, las afueras y los aledaños”, apunta Juan Vicente Aliaga, comisario de la exposición. Lugares donde Errázuriz se mira en el espejo buscando una identidad común explicada en un gesto desnudo, a veces incluso literalmente. “Siempre he dicho que hago constantemente autorretratos porque me he sentido muy retratada en lo que retrato”, argumenta la artista. En esa forma de identificación también se traza una cartografía de Chile desde lo humano que capta “comportamientos singulares que nos traen la diversidad social, de género, étnica y cultural que existe en su país”, aclara Vicente Aliaga. Todo ese recorrido que compone la obra fotográfica de Paz Errázuriz ahora se revela en un fascinante viaje recogido en la retrospectiva que la Fundación Mapfre le dedica en su sala de Bárbara de Braganza.
Para comenzar el trayecto, su serie Los dormidos que se recupera para la muestra en Madrid. Paz Errázuriz posó su mirada en los que no tenían un lugar a donde ir. Estas tomas fueron también su primera experiencia fotográfica y al respecto la fotógrafa reconoce que se trataron de “un aprendizaje que requería relacionarse con las personas”. Aunque más allá de lo que evidencia la imagen también hay un interés por “retratar un sentimiento mío de agobio por el horror de la dictadura que hacía que la ciudad pareciera que estuviese dormida”, recalca la artista. A estas primeras capturas le siguen otras agrupadas bajo el epígrafe de “las edades de la vida (y la muerte)”. Aquí conviven la niñez con la vejez en un intento de captar el transcurrir del tiempo. También es en esta sección donde se aprecia su singular proyecto de factura más reciente Memento mori (2004) que está centrado en imágenes tomadas en un cementerio en el que el ojo de Paz Errázuriz se esmera en retratar lo retratado, en vivificar lo difunto. Todas sus series reflejan de alguna forma lo que está en vías de extinción o lo que la sociedad trata de esquivar. Así lo ratifican El infarto del alma y Antesala de un desnudo. En estas fotografías retrató a personas recluidas en un hospital psiquiátrico. También atendió a visibilizar etnias a punto de desaparecer como la comunidad indígena de kawésqar en la serie Los nómadas del mar. Aunque posiblemente esos invisibles suyos con los que se relaciona sean más notorios en las instantáneas que tomó para dar visibilidad a la prostitución tanto femenina como masculina en sus series La manzana de Adán y Muñecas, Frontera Chile-Peru. Además, están los invisibles que encontramos en los circos ambulantes. Participan también de este enfoque los luchadores que retrató para desposeerlos de una heroicidad sesgada en la mirada, o las mujeres trabajadoras que hacen denotar también una mirada feminista que por otra parte, está contenida en todas sus composiciones.
Sus últimos trabajos buscan ya un alejamiento. Como si estuviese saturada de la imagen, del ver, de la representación vacía ya de contenido, Paz Errázuriz retrata a los ciegos y a los que tienen defectos en la visión en sus series Ceguera (2003) y La luz que me ciega (2010). En Exéresis (2004) también parece buscar un significado a esas imágenes desposeídas de su valor. Su interés se renueva ahora en lo objetual para reflexionar sobre una identidad en transformación. Paz Errázuriz, demuestra así que su lugar propicio siempre está en disenso con lo establecido.
Memento II, de la serie Memento Mori, 2004 de © Paz Errázuriz | StyleFeelFree
Infarto 30, Putaendo, de la serie El infarto del alma, 1994 de © P. Errázuriz | StyleFeelFree
Título: retrospectiva Paz Errázuriz
Artista: Paz Errázuriz
Comisariado: Juan Vicente Aliaga
Lugar: Fundación Mapfre
Fechas: 16 de Diciembre de 2015 – 28 de Febrero de 2016
Entrada: acceso libre
Otras actividades: Visitas guiadas gratuitas los martes a las 11h, 12h, 13h, 17h, 18h y 19h. Además programa de Visitas-taller para colegios y familias