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Entrevista con el cineasta argentino Martín Shanly que estrena ‘Juana a los 12’, una película que se introduce en el difícil terreno de la pubertad a través del sistema educativo y la familia
Martín Shanly, actor y realizador (Buenos Aires, 1988) debuta en el largometraje con su ópera prima Juana a los 12, una cinta protagonizada por su hermana en la que aborda el tránsito de la infancia a la madurez en una etapa difícil marcada por la tutela familiar y escolar. La cinta, apadrinada por el premio a mejor película argentina en el certamen FESAALP 2014 (Festival de Cine Latinoamericano) y el premio Talents D’A (Cine de Autor) de Barcelona 2015, llega ahora a las salas españolas de la mano de Dire Films, una nueva distribuidora de cine independiente, después de estrenarse por primera vez en BAFICI 2014 (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente).
Para tu primer largometraje te enfrentas a un proyecto muy íntimo y te has rodeado de un clima familiar — participan tu hermana en el papel principal y tu madre —. ¿Era para ti importante comenzar con un proyecto personal? ¿En qué sentido?
Martín Shanly: Fue lo natural aunque no recuerdo lo que pensé en el momento de comenzar con este proyecto. Ahora, en retrospectiva, puedo encontrar sentido al hecho de empezar por mis raíces, pero no lo pensé así en ese momento.
Si bien, aunque partes de lo experiencial, el personaje central es una niña, ¿Cómo tomas esta decisión y con qué expectativas?
Martín Shanly: Poner a mi hermana Rosario en el rol de Juana fue una decisión que tomé bastante temprano y francamente es la razón por la que la película existe aunque hubo que apresurar la producción para poder filmarla antes de que creciera.
Por otra parte, cambiarle el género al personaje fue algo bastante natural y no hubo que hacer grandes cambios a la historia. Sabía que mi hermana haría algo especial y excepcional con el personaje y así fue.
Ciertamente, la protagonista, Rosario Shanly, consigue transmitir una credibilidad asombrosa teñida de una desazón que traspasa la pantalla. Lo cierto es que hay mucha franqueza y naturalidad en ese personaje central, un retrato que, por otra parte, resulta novedoso en el cine ya que las identidades femeninas a las que estamos acostumbrados en pantalla no están exentas de idealización. ¿Cuál es la clave para conseguir este resultado? ¿Resulta más fácil una identificación con ese universo femenino porque Rosario es tu hermana? ¿Cómo es tu relación con ella?
Martín Shanly: Crecí toda mi vida rodeado de mujeres y generalmente mis referentes e ídolos son mujeres. Creo que lo que le sucede a Juana es algo que le podría suceder a cualquier persona y haciendo la película jamás sentí la necesidad de marcar un “universo femenino” porque personalmente no entiendo bien que es eso.
Le llevo unos cuantos años a mi hermana y desde que nació tuvo que lidiar con un hermano insoportable que la filmaba. Siempre fue muy graciosa y particular. Por eso, fue algo muy natural ponerla en la película (aunque ella no quería saber nada, apostilla). A diferencia de quizás otros niños, no se sintió intimidada por mí apuntándola con una cámara porque básicamente lidió con eso toda su existencia.
De hecho, no parece una película actuada sino casi documental, ¿cómo consigues introducirte en este ambiente escolar sin que se perciba la presencia del equipo de filmación? ¿Qué pautas estableciste al respecto? ¿Cómo elegiste a los intérpretes?
Martín Shanly: Conté con un equipo de filmación increíble con el que los niños se encariñaron mucho muy rápidamente, por lo que había mucha confianza. Muchos de los niños eran alumnos reales de la escuela donde filmé y otros los busqué en clases de comedia musical y teatro. Tuve una suerte impresionante encontrando a esos chicos. Filmé mucho material, así que tuve mucho para elegir. También dejaba que las situaciones sucedieran más que forzarlas. Yo tenía confianza en ellos. No fue muy diferente a dirigir adultos aunque quizás fue más divertido.
El clima en el que se mueve Juana, también por esa creíble ambientación, resulta en cierta forma asfixiante ¿Querías hacer una crítica a los sistemas educativos? ¿Consideras que estas instituciones tienen suficientes herramientas para tutelar y orientar a los alumnos, especialmente en la etapa más difícil de todas que comienza con la llegada de la pubertad? ¿Cómo fue tu propia experiencia en tu etapa educativa?
Martín Shanly: No. Si bien tengo mis opiniones con lo que concierne a los sistemas educativos, no tenía ningún tipo de interés en hacer una película ensañándome con un mundo adulto específico, sino más bien lo contrario. Estoy convencido de que hay buenas personas, con incluso mejores intenciones, detrás de decisiones terribles para la vida de un niño.
Mi experiencia en mi etapa educativa no fue muy dispar de la de Juana. Razón por la cual decidí volver con el objetivo de comprender más que de protestar.
Teniendo esto en cuenta ¿Utilizas el medio cinematográfico como canal para explorar y descubrir, para narrar o para ambas cosas?
Martín Shanly: Ambas cosas. Me fui encontrando con la película en cada etapa del proceso pero al mismo tiempo, la intención fue siempre serle fiel a una historia que quería contar.
Además del colegio está la estructura familiar y dentro de ella, la distancia generacional entre padres e hijos. También aquí se percibe cierta crítica, sea o no intencionada, a los modelos familiares en las sociedades modernas. Nadie parece tener claras cuáles serían las pautas de convivencia idóneas entre generaciones para que no se produzcan esos conflictos sicológicos. El paso de la niñez a la edad adulta en este sentido se percibe en tu película como una carrera de obstáculos difícilmente afrontables ya que la familia tampoco parece saber cómo actuar. ¿Es una visión pesimista o una exposición social en la que no tratas de buscar respuestas sino hacer visible una situación perceptible en la sociedad actual?
Martín Shanly: Sí, es una exposición social. Prefiero en lo posible despertar interrogantes que brindar respuestas o moralejas. Mucha gente me ha hablado de los mensajes que carga consigo la película y no entiendo muy bien a qué se refieren. No pienso la película como una crítica sino solo una representación de algo.
El paso de la niñez a la edad adulta es una edad muy misteriosa y complicada. No es fácil lidiar con eso en ninguno de los dos lados.
¿Cómo está siendo la acogida de Juana a los doce?
Martín Shanly: Juana a los 12 comenzó como un experimento extraño. Todo lo que sucedió desde que la filmé fue una desconcertante pero muy grata sorpresa.
¿Tienes previsto seguir con la dirección de películas, compaginarlo con tu faceta como actor o todavía es pronto para decidir? ¿Algún proyecto en mente?
Martín Shanly: Ahora estoy escribiendo dos proyectos que deseo filmar pronto. Son cosas muy diferentes a Juana. También estoy participando en una obra de teatro aquí en Buenos Aires que se llama “Larga Distancia” y voy a actuar en la nueva película de mi amigo Lukas V. Rinner que comienza a filmarse ahora en diciembre.