El caso Heineken | La realidad supera la ficción, pero es la ficción la que cuenta historias 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Con la historia real del secuestro del magnate Freddy Heineken, ‘El caso Heineken’ es la confirmación de que la realidad supera la ficción

Uno de los atractivos que a día de hoy tienen los ochenta es que encontramos ciertas similitudes económicas con aquella época. No obstante, la crisis económica que cundió en aquel tiempo, dio lugar a intentos más desvariados de suplirla. También porque había más resquicios que permitían la posibilidad de tratar de llevar a cabo desvaríos que en pantalla cuajan por espectaculares. El caso Heineken trata precisamente de uno de esos disparates que sólo podían tener lugar en los ochenta. Caso verídico. Corría el año 1983. Amsterdam. Cinco amigos de la infancia con un negocio en el sector de la construcción, hundido por la crisis financiera, deciden que su única posibilidad de salir adelante es secuestrando al multimillonario Freddy Heineken, magnate de la conocida marca de cerveza.
 

Sustentada por las interpretaciones de Jim Sturgess, conocido por la cinta romántica One Day, junto con Sam Worthington, Ryan Kwanten, Mark van Eeuwen y Thomas Cocquerel en el papel de delincuentes de poca monta que se aventuran con el secuestro del siglo, la cinta es un ameno thriller criminal que juega con el suspense enganchando porque la tensión y las emociones que comienzan a desbaratarse en los momentos culminantes del plan, calan en el espectador. Claro que la inclusión de Anthony Hopkins en el reparto también ayuda a que todo ruede según lo previsto. Hopkins no podía ser más apropiado para interpretar a Freddy Heineken, que junto a su chófer, pasaría a la historia por verse envuelto en uno de los capítulos más bizarros de la historia delictiva de Ámsterdam. La realidad, en este caso, supera la ficción, aunque sea desde la ficción que podamos conocer estos episodios que, caracterizados para entretener, consigan al menos su propósito.